Cómo hacer las paces con tus hijos después de una discusión (y por qué es importante hacerlo)

Cómo hacer las paces con tus hijos después de una discusión (y por qué es importante hacerlo)
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Discutir con los hijos, ¿quién no ha pasado por estas situaciones? Estos puntos de desencuentro, aunque no nos gusten y nos resulten desagradables muchas veces, pueden ser también puntos de unión, cuando se emite una disculpa.

Y es que en la comunicación con nuestros hijos pasaremos por momentos de todo tipo, y es normal; momentos de negociación, de enfado, de discusión, de reconciliación, de acercar posturas...

Y está bien transitar estos momentos, aceptarlos y entenderlos; eso sí, si ponemos conciencia a los mismos es más fácil que estas situaciones no nos resten sino que nos sumen.

Por otro lado, destacar que si nuestros hijos son adolescentes, las discusiones que comentábamos pueden ser aún más frecuentes, ya que se encuentran en una etapa compleja que no debemos obviar.

Siete claves para hacer las paces con tus hijos después de una discusión

Pero, ¿cómo hacer las paces con tu hijo después de una discusión? No es algo fácil, ya que, sobre todo en los primeros momentos, estamos disgustados, enfadados y "en caliente" (y ellos igual).

Ese primer momento no es el ideal para emitir una disculpa; a veces, conviene parar, darse un respiro y reflexionar sobre lo que ha ocurrido. ¿Qué hacemos entonces? ¡Os dejamos siete claves que pueden ayudaros!

Date tu tiempo y respeta el suyo

A la hora de hacer las paces con tus hijos después de una discusión, es importante que os deis un tiempo para rebajar los niveles de tensión y enfado.

Permítete estar mal, o nervioso, y deja que ese estado vaya pasando. E igual con tus hijos; permíteles estar mal y dales el tiempo y el espacio que necesiten para calmarse, y también para reflexionar.

Es mejor que podáis hacer las paces desde un estado de calma y relajación que desde un estado aún de crispación (algo que, de hecho, es muy difícil). Y es que en este último caso, es probable que aún salgan reproches.

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Deja que se exprese

Es importante que tu hijo pueda expresar cómo se siente tras la discusión (cuando ya os hayáis dado un momento de calma y espacio). Escúchalo, deja que hable y no lo interrumpas.

Y es que para llegar al perdón, a veces falta este paso previo, que implica verbalizar cómo nos sentimos y reconocer nuestras emociones, nuestra vulnerabilidad, nuestros errores... Por ello, dale a tu hijo la oportunidad de expresarse.

Ponte en su lugar (haz uso de la empatía)

En línea con el punto anterior, a la hora de hacer las paces después de una discusión, es importante ponerse en el lugar de tu hijo (y lógicamente que él pueda ponerse en el tuyo).

La empatía os acercará, favorecerá un punto de unión entre vosotros, y desde ahí, es mucho más fácil hacer las paces y disculparse honestamente.

Además, piensa que intentando entender a nuestro hijo, entendiendo su enfado, su error, etc., estamos más cerca de poder perdonarlo (y viceversa).

Aléjate del orgullo

Es muy difícil hacer las paces con alguien si estamos en un estado de orgullo.  ¿Por qué? Porque es probable que en ese estado aún sientas rencor o rabia, y que no perdones o aceptes el perdón de verdad.

Por ello, para poder hacer las paces con tus hijos, aléjate del orgullo. Visualiza qué es lo que quieres conseguir realmente: ¿perdonar y/o que te perdonen y recuperar el estado de paz? ¿O tener la razón y seguir sintiéndote mal?

Reflexionad juntos sobre lo que ha ocurrido

A la hora de hacer las paces, es importante que podáis reflexionar juntos sobre lo que ha ocurrido. Es decir, sobre cómo os habéis sentido, qué ha propiciado el enfado o la discusión, qué cosas podríais haber hecho distinto para que la situación no acabara así...

En un acto de empatía y escucha activa, y sobre todo, no desde el juicio o el reproche.

Esta reflexión conjunta puede acercaros al perdón, que no es otra cosa que el reconocimiento y el acompañamiento del dolor y las emociones del otro.

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Enfócate en el presente y el futuro y no en el pasado

Para poder perdonar (y recibir el perdón del otro), es importante que nos centremos en el presente y el futuro y no tanto en el pasado. ¿Por qué?

Porque muchas veces desde el pasado actuamos a través del reproche, mirando con lupa lo que el otro ha hecho mal (o lo que nosotros hemos hecho mal, lo que nos puede conducir a un estado de victimismo).

En cambio, si nos enfocamos en el presente y el futuro, nos damos la oportunidad de arreglar las cosas, de buscar soluciones, de centrarnos en lo que tanto nosotros como padres, como nuestros hijos, necesitamos.

Es importante que las disculpas sean honestas

Finalmente, es imprescindible que las disculpas entre vosotros sean honestas. A veces tendremos que disculparnos nosotros, otras, ellos, y a veces ambos.

Todos cometemos errores y es importante poder reconocerlo, normalizarlo y validar los sentimientos que surgen a raíz de ello.

Volviendo a lo que comentábamos de la honestidad, las disculpas entre vosotros deben ser así; para ello, no las fuerces, deja que fluyan entre vosotros en el momento adecuado, cuando las sintáis, y no verbalizando el perdón como algo mecánico solo para "arreglar las cosas".

Beneficios del perdón

Hemos visto algunas ideas para transitar ese camino hacia las disculpas y el perdón. Y es que perdonar, perdonarse y aceptar una disculpa, son acciones que nos acercan al bienestar, tanto individual como familiar (en la relación con tus hijos), y que presentan grandes beneficios.

Así que... ¿Por qué pedir perdón? ¿Qué nos proporciona esta pequeña acción? Algunos de sus beneficios:

  • El perdón nos humaniza, nos acerca al otro.
  • Nos permite acercar posturas.
  • Nos aleja del rencor y de la rabia.
  • Fortalece el vínculo con nuestros hijos.
  • Favorece relaciones más sanas.
  • Potencia la autoestima y mejora el autoconcepto.
  • Mejora la salud mental.
  • Aumenta el estado de amabilidad y no agresividad.
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La clave está en cada uno

Y tú, ¿quieres disfrutar de los beneficios del perdón? ¿Te gustaría mejorar la relación con tus hijos y poder hacer las paces, alejándoos del rencor y de la rabia, tras momentos de tensión, enfado o discusión?

Si es tu caso, te animamos a poner en práctica algunos de estos consejos, y sobre todo, a intentar encontrar por ti mismo aquello que te funcione mejor. Al final, eres tú quien mejor te conoces y quien mejor conoce a tus hijos.


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