¿Está mi hijo sobreestimulado? Cómo afecta la sobreestimulación a bebés y niños

¿Está mi hijo sobreestimulado? Cómo afecta la sobreestimulación a bebés y niños
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Los niños sobreestimulados, como la propia palabra indica, reciben una estimulación excesiva en su día a día, ya sea porque su entorno les estimula constantemente, porque hacen un uso excesivo de las pantallas o porque están apuntados a muchas actividades extraescolares, entre otras causas.

Así, los niños sobreestimulados pueden ser bebés o niños más mayores. En este artículo incluimos a los niños de diversas edades y abordamos las claves para determinar si nuestro hijo está sobreestimulado, cuáles son las consecuencias de esta sobreestimulación y qué podemos hacer como padres para prevenirla y/o tratarla.

Señales de sobreestimulación en bebés

Hablamos de tres señales que indicarían que el bebé puede estar sobreestimulado:

Llanto creciente

Un signo de sobreestimulación en bebés es el llanto creciente; así, el bebé empieza con una lenta escalada de llanto hasta que esta es tan fuerte que su rostro se enrojece.

Cuando ese llanto resulta inconsolable, esto puede indicar que se siente sobreestimulado.

Inquietud motriz

Otra señal de sobreestimulación es que el bebé apriete los puños, empiece a patear y/o agite sus brazos en el aire de forma rápida y brusca. Puede también frotarse los ojos con las manos o tironearse las orejas.

Respiración acelerada

Cuando el bebé respira de forma acelerada, esto puede indicar que se siente sobreexcitado y que necesita descansar.

Claves para detectar la sobreestimulación en niños más mayores

También podemos detectar cuándo los niños que son un poco más mayores se sienten sobreestimulados.

Algunas claves para detectar esa sobreestimulación es fijarnos, por ejemplo, en lo siguiente:

  • Valorar si están apuntados a muchas actividades extraescolares.
  • Observar y escuchar si directamente te verbalizan que están cansados y que necesitan tener más tiempo libre.
  • Observar si los notas despistados o agobiados.
  • Observar si están cansados o tristes, si se frotan constantemente los ojos, bostezan a menudo...

Actividades extraescolares y sobreestimulación

En el caso concreto de las actividades extraescolares, sabemos que estas, aunque son entretenidas, pueden llegar a agobiar a los niños.

Así, las actividades extraescolares pueden ser un buen complemento para la formación de nuestros hijos, pues a través de ellas pueden desarrollar y perfeccionar muchas habilidades, pero hemos de ver cuándo estas son excesivas para ellos.

Por otro lado, con el avance de las tecnologías y los múltiples peligros y preocupaciones que implica el que los niños tengan mucho tiempo libre, ha aumentado el número de padres y cuidadores que optan por este tipo de actividades para mantener ocupados a los niños.

Y es que qué puede ser mejor que mantener a los niños ocupados al mismo tiempo que aprenden algo, ¿no? Sin embargo, y como adelantábamos, cuando existe una sobrecarga de actividades extraescolares, esto puede llegar a ser contraproducente y a afectar de manera negativa a nuestros niños.

Es entonces cuando aparece la sobreestimulación, la cual, como hemos visto, puede surgir también ante otro tipo de situaciones.

¿Cómo afecta la sobreestimulación a los niños?

Optar por numerosas actividades extraescolares, animar a los hijos a hacer cosas, a salir de la zona de confort, a apuntarse a mil planes... o en el caso de los bebés, estimularlos para favorecer su desarrollo, puede ser muy positivo para los niños; pero, y como en todo, ¡hasta cierto punto!

Por ello debemos tener mucho cuidado de no sobrecargarlos con esta sobreinformación.

Por otro lado, cuando nuestros hijos están sobre estimulados por diferentes razones, podemos notar algunas consecuencias negativas en ellos. ¿Cómo afecta la sobreestimulación a los niños?

Afecta la concentración

Cuando nuestro hijo tiene muchas actividades que hacer en el día puede resultarle muy difícil poder concentrarse en todas. Por mucho que se esfuerce, siempre habrá algunas cosas en las que no pueda tener puesta toda su atención.

Esto ocurre mucho, principalmente cuando salen de una actividad a otra de forma inmediata. Pues todos sus procesos mentales se encuentran centrados en la información recibida, tratando de asimilar, guardarla en su memoria y posteriormente poder aplicarla.

Entonces, es fácil comprender que le resulte muy complicado poder centrar su concentración en la nueva información que se le presenta, e incluso puede afectar la que acaba de recibir, pues no tiene tiempo para procesarla.

La sobreestimulación afecta negativamente a la capacidad para concentrarse; lo que se conoce como atención sostenida.

Aumenta los niveles de ansiedad y estrés

Cuando los niños tienen que realizar muchas actividades, pueden sentirse muy presionados por tratar de hacer todo bien, pero como ya vimos, esto puede ser muy difícil, pues la concentración se ve afectada de manera directa por la sobreestimulación.

Esto acaba llevando a que los niños empiecen a sentir ansiedad, al autopercibirse como no siendo capaces de aprender, lo que no corresponde a la realidad, pues se trata simplemente de que están sobrecargados y no pueden retener nueva información.

“Todo niño es un artista, porque todo niño cree ciegamente en su propio talento. La razón es que no tienen ningún miedo a equivocarse... Hasta que el sistema les va enseñando poco a poco que el error existe y que deben avergonzarse de él.”
-Ken Robinson-

Todo esto puede ser causante de altos niveles de estrés y ansiedad que van a afectar directamente su desempeño en cualquier tipo de actividad que realicen, y si esto no es abordado a tiempo puede evolucionar hacia problemas psicológicos que afecten la calidad de vida de los niños.

¿Niños ocupados, niños felices?

Cuando nuestros hijos están ocupados realizando actividades que les resultan agradables y de su interés seguramente se sentirán felices, y más aún cuando logren notar sus cambios y avances en lo que están haciendo. Entonces podemos decir que la premisa es cierta.

Pero espera, no es tan simple como eso. Pues cuando nuestros hijos se encuentran en varias actividades a la vez, pueden llegar a sentirse muy abrumados, y más si se trata de algo que no les gusta.

Por ejemplo, si a tu hijo le gusta el tenis y lo llevas a clases se sentirá muy bien, pero si adicionalmente lo llevas a clases de idiomas, de música y teatro, no siendo estas áreas de su interés, seguramente se sentirá sobrecargado y no se sentirá feliz.

Si bien como padres queremos que aprendan tantas habilidades como sean posibles para su vida futura, es fundamental comprender que lo importante no es que sea "el número 1" en todo lo que hace.

Aprender muchas cosas no es garantía de éxito, y mucho menos de felicidad. La felicidad tiene más relación con hacer menos cosas que se disfruten de verdad.

¿Qué podemos hacer como padres?

Algunas pautas que podemos aplicar como padres a la hora de prevenir y/o reconducir esta situación, en caso de que nuestros hijos estén realmente sobreestimulados son:

Priorizar el tiempo de descanso

Es importante que nuestros hijos cuenten con tiempo para poder descansar entre sus actividades diarias; de esta manera podrán asimilar toda la información que han recibido y consolidar su aprendizaje.

Ofrecerles tiempo para jugar con libertad

Por otro lado, es fundamental que los niños cuenten con un tiempo para jugar con libertad, pues es a través del juego que más se aprende durante la infancia.

Así que no percibas ni el jugar ni el descansar o simplemente "no hacer nada" durante unas horas como una pérdida de tiempo; compréndelo como lo que es: la oportunidad ideal para que tu hijo se desarrolle sano y feliz.

“Los niños tienen que jugar más con herramientas y juegos, dibujar y construir; tienen que sentir más emociones y no tantas preocupaciones por problemas de su tiempo.”
-William Penn-

Dejar que se aburran

El aburrimiento es necesario para que el niño encuentre motivación para cambiar esa situación aburrida por otra en la que se entretenga. Además, también deben aprender a tolerar ese aburrimiento, ¡es sano!

Así que, deja que tu hijo se aburra. Empieza a alejar de tu cabeza la idea de que "tiene que aprovechar" el tiempo (o en el caso de los bebés, de que tiene que estar siempre estimulado para desarrollarse).

Ten en cuenta que los ratos libres son necesarios para que el niño decida si quiere jugar o si quiere leer, dibujar, pintar, bailar... o simplemente, descansar.

Dejarles escoger

Sobre todo en niños más mayores, es importante que les ofrezcamos la capacidad de decidir por ellos mismos, algo que por cierto, fomenta su autonomía.

Dales la oportunidad de escoger qué quieren hacer: ¿pasar el fin de semana en el campo o descansar? ¿Leer un libro o dormir? ¿Apuntarse a alguna actividad o a más de una? ¿A cuáles?

Esto le liberará presión y reducirá la probabilidad de que se sienta sobreestimulado. Recuerda que es un niño, y que tiene derecho ¡a sentirse libre!

Fotos | Portada (freepik), Imagen 1 (freepik)

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