La pandemia por Covid hizo que tuviéramos que cambiar hábitos de un día para el otro en nuestro estilo de vida, especialmente la vida dentro de casa donde muchos pasamos a trabajar y convivir 24/7. Si tenemos que rescatar algo positivo de la pandemia en cuanto a conciliación es una mayor implicación de los hombres en la crianza de los hijos.
Según el estudio del Observatorio Social de la Fundación ”la Caixa” 'Desigualdad de género en el trabajo remunerado y el no remunerado tras la pandemia', dos años después del confinamiento, los hombres dedican, de media, tres horas más a la semana al cuidado de los menores, y las mujeres, tres horas menos.
Las posibles causas. Se cree que durante el confinamiento, cuando no había otra opción que estar encerrados en casa, hubo una mayor exposición a las responsabilidades familiares. Quienes tenían niños pequeños tuvieron que ocuparse además de organizar las clases online y las tareas escolares. Había que repartirse las tareas sí o sí.
Por otro lado, la flexibilidad laboral permitió que los padres trabajaran en casa, o con un horario flexible con el que pudieron conciliar mejor la vida familiar y laboral.
Tareas en casa más igualitarias
Se ha reducido la brecha de género. Según el estudio, en el reparto de tareas domésticas hay una distribución ligeramente más igualitaria en relación con el periodo previo a la pandemia. Hacer la colada, limpiar el hogar y las pequeñas reparaciones están entre las tareas en las que más ha disminuido la brecha de género.
Si comparamos las horas dedicadas antes y después de la pandemia, el total de horas semanales de trabajo, incluyendo el remunerado y el no remunerado (tareas domésticas y cuidado de menores), se ha reducido al pasar de un diferencial de 9 horas semanales antes de pandemia a un diferencial de 5 horas en 2022.
Durante el confinamiento, entre marzo y mayo de 2020, los hombres dedicaron 14 horas semanales menos al trabajo remunerado, pasando de 37 a 23 horas semanales, mientras que las mujeres redujeron su jornada laboral en 11 horas semanales, pues pasaron de 25 a 14 horas.
En cambio, el tiempo dedicado al trabajo no remunerado (labores del hogar y cuidado de los hijos) se incrementó en ambos casos. Los hombres aumentaron su dedicación en 10 horas más a la semana a las tareas domésticas y a la atención de los hijos (de 24 a 34 horas semanales), mientras que las mujeres dedicaron 12 horas más a esas funciones (de 45 a 57 horas semanales).
La mayor dedicación de las mujeres al trabajo no remunerado no fue compensada por una reducción en las horas de trabajo remunerado. De esta manera, los hombres redujeron el total de horas de trabajo en 4 mientras que las mujeres aumentaron una hora.
En conclusión, el diferencial de género en el total de las horas de trabajo aumentó en cinco horas pasando de 9 a 14 horas. De modo que, durante el confinamiento las mujeres pasaron a trabajar 14 horas de media más que los hombres.
Las mujeres siguen dedicando más tiempo a las tareas del hogar
Pese a que los hombres dedican ahora más tiempo a las tareas del hogar y el cuidado de los hijos, las mujeres siguen siendo las principales responsables.
Dos años después, los hombres dedican 28 horas semanales al cuidado de sus hijos menores y a las tareas del hogar, lo que supone 4 horas semanales más en comparación con el periodo previo al confinamiento, con especial atención al tiempo que dedican a los hijos menores (hasta 3 horas más). "Esta implicación podría originar una distribución más igualitaria de las responsabilidades familiares a largo plazo", según las investigadoras.
Después de la pandemia, los hombres trabajan en total tres horas más, dedicando 36 horas al trabajo remunerado y 28 horas al no remunerado; mientras que las mujeres una hora menos, dedicando 26 al trabajo remunerado y 43 horas al no remunerado.
Menos personas trabajan después de las 17 hs. Otro efecto positivo de la pandemia es que se ha observado una reducción en el porcentaje de personas que trabajan más allá de las cinco de la tarde: el 9 por ciento en el caso de los hombres (ha pasado del 71 al 62%) y el seis por ciento en el caso de las mujeres (del 61 al 55 %). Las jornadas de trabajo son ahora más compactas y compatibles con las demandas familiares.