Los tiempos cambian, la sociedad va evolucionando y con ella, surgen nuevos modelos de familia que conviven con los tradicionales. Cada vez son más los países que permiten a las parejas homosexuales adoptar niños, así como recurrir a vientres de alquiler o técnicas de reproducción que les permitan convertirse en padres. Los matrimonios homosexuales han crecido de 700.000 a 1.000.000 entre 2013 y 2014 en los Estados Unidos y en España hay más de 32.000 uniones entre personas del mismo sexo.
Mucho se ha hablado de cómo afectaría psicológicamente a los niños ser hijos de padres homosexuales, cómo afectaría a sus relaciones con otros niños, a sus estudios y a su desarrollo en general. Ahora la ciencia ha dado respuesta a ello. Una nueva investigación realizada por la Universidad de Kentucky indica que los hijos de padres homosexuales se han ajustado tan bien a su entorno y evolucionan con la misma normalidad que los hijos adoptivos de familias heterosexuales.
La investigación, publicada por la Asociación de Psicólogos Americana (APA) es el resultado de analizar durante cinco años el comportamiento de los niños en edad escolar (preescolar y primaria) de 96 parejas heterosexuales, así como formadas por gays y lesbianas, para evaluar el ajuste psicológico del niño según la orientación sexual de los padres.
Los resultados arrojaron que el ajuste psicológico de los niños adoptados por parejas gays o lesbianas es tan bueno como el de otros niños y que su funcionamiento familiar, en general, es positivo.
Fuera cual fuera la orientación sexual de los padres, los niños demostraban menos problemas de comportamiento con el tiempo siempre que tuvieran una estabilidad familiar. La doctora Rachel H. Farr, autora del estudio, sugiere que no es la estructura familiar lo que determina la evolución de los niños, sino la forma en la que funciona la familia. Una demostración científica a que lo importante no es la forma sino el fondo.
Al evaluar los factores que pudieran provocar problemas de adaptación en los niños en la etapa primaria, encontraron uno que afectaba a su comportamiento, pero que nada tenía que ver con la orientación sexual de los padres: el estrés.
Los autores aseguran que los resultados tienen implicaciones para la promoción de políticas de apoyo, prácticas y leyes relacionadas con la adopción y la crianza de los adultos de las minorías sexuales.
Vía | American Psychological Association
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