"Cómo entrenar a tu dragón" en 3D: la hemos visto

"Cómo entrenar a tu dragón" en 3D: la hemos visto
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Aprovechando que estos días hemos tenido las fiestas de Semana Santa nos hemos escapado, Jon y yo, a ver la película de animación más de moda ahora mismo: Cómo entrenar a tu dragón, en 3D.

La película se estrenó el pasado 26 de marzo y los resultados en taquilla parecen ser peores de lo esperado (teniendo en cuenta que lleva tan solo una semana en cartelera), sin embargo nuestra impresión es que es una película muy correcta, entretenida y recomendable para pasar un buen rato con los niños y disfrutando del espectáculo visual que supone ver una película en tres dimensiones.

Para que os hagáis una idea de lo que se puede esperar de ésta película, os hablaré de ella desde el punto de vista de los papás, desde el punto de vista de los niños y valorando el plus tecnológico que supone verla con gafas polarizadas.

Para los papás y mamás

Aunque os contara la película detalle a detalle no os desvelaría gran cosa porque, básicamente, ya la habéis visto. Bueno, no, realmente no la habéis visto (algunos), lo que quiero decir es que la historia está repetida, como muchas de las películas infantiles, de hecho.

El protagonista es Hipo, un muchacho que no acaba de encajar en el mundo en el que vive, un poblado de vikingos, porque es delgado, desgarbado y algo torpe, pero que quiere demostrar que es capaz de ser un vikingo más y no sólo uno más, sino el mejor, para que su padre, valiente y tenaz donde los haya, y todos los que le critican y se burlan de él, se den cuenta de que realmente sí es quien no parece ser.

Vamos, que os he descrito en un momento al típico protagonista de cientos de películas que consigue que el espectador se identifique en cierto modo con él (¿o acaso todos somos perfectos?), mostrando, a medida que avanza la película, que es capaz de ser querido por el resto por ser como es y no por ser uno más.

Salvando este hecho, el guión cumple las expectativas y lo que la hace recomendable es que está muy bien contada y te mantiene, durante los 98 minutos que dura, atento por ver qué viene a continuación.

No es una película con la que os vayáis a reír, porque no contiene los típicos gags a lo Shrek (personalmente lo prefiero, porque pocos niños los entendían), pero sí ofrece una bonita historia en la que dos especies diferentes, vikingos y dragones, acaban por darse cuenta de que, por muy malo que parezca el otro, no tiene por qué serlo.

Sobre el precio, por si os lo estáis preguntando, decir que el 3D ha aumentado el coste de las entradas. Nosotros nos gastamos en total 26,10 € (2 entradas por 9,50 € porque no teníamos gafas, una de palomitas grandes y un refresco grande, que compartimos, por 7,10 €). Vamos, que si vais toda la familia, pongamos papá, mamá y dos hijos, os dejáis tranquilamente 50 eurazos en un momento.

Para los pequeños

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La película está recomendada para todos los públicos, aunque la edad a la que yo recomendaría verla sería a partir de los cuatro o cinco años, depende del niño. Mi hijo tiene cuatro y en algún pasaje de la película parecía un poco cansado (también le pasó cuando vio "Up"), pero al final volvió a prestar la máxima atención (normal, ya que el final es bastante espectacular).

La película es bonita, ofrece un mensaje enriquecedor, un poco al estilo de "El patito feo", que viene a decir que no hace falta ser igual que los demás, ya que siendo tú mismo puedes hacer también grandes cosas, aunque como el mensaje no suele ser el motivo de ver o no una película (se entiende que una película infantil no tendrá un mensaje negativo para los niños), sólo queda responder a la cuestión más importante, si entretiene.

¿Entretiene? Sí, mucho. Pude ver a varios niños detrás de sus grandes gafas grises mirando la película embobados, atentos a cada palabra y a cada suceso y emocionados cada vez que algo importante pasaba. Al final de la película muchos aplaudieron (confieso, yo también), y eso suele ser indicativo de que han disfrutado.

¿Vale la pena verla en 3D?

"Cómo entrenar a tu dragón" ha supuesto, tanto para Jon como para mí, nuestro bautismo en el mundo de las tres dimensiones. Al principio es un poco raro, parece como si no fueras capaz de enfocar correctamente las imágenes (quizás sea una sensación subjetiva), pero poco a poco te acostumbras y empiezas a disfrutar del espectáculo visual.

Es genial poder ver una película observando la distancia de los personajes y los objetos y es genial ver como se acercan tanto que casi puedes tocarlos.

Vale la pena ver esta película en 3D, sin duda, porque ha sido concebida para ello. Es cierto que cuando te pones las gafas se pierde algo de brillo y color, sin embargo las imágenes cobran vida y, enseguida te das cuenta de que la película se ha ideado con la idea de ser vista con las gafas polarizadas.

Objetos que se acercan a la pantalla, personajes que te hablan, vuelos en dragón casi en primera persona y otras imágenes impresionantes de ver se suceden durante todo el metraje y perderían bastante gracia si viéramos la película en las dos dimensiones habituales.

Conclusión

Película entretenida y recomendable porque, pese a contar una historia previsible para los papás, sorprende y agrada a los más pequeños y divierte a los mayores por lo bien contada que está. Si se puede ver en 3D mejor, aunque, para los que no vivimos montados en el dólar, es un espectáculo que se paga a precio de oro.

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