Dentro de nuestro Especial Alimentación Infantil volvemos hoy a la cuestión que tanto preocupa a los padres de la variedad en la alimentación. ¿Deseas que tu hijo coma de todo? Pues ten cuidado con lo que deseas, lo de comer de todo tiene sus peligros y hay cosas mucho más importantes para estar bien alimentado.
Muchos padres se preocupan por conseguir que sus hijos coman de todo, pensando que esto es indispensable para su salud y una obligación social, pero realmente comer de todo es muy matizable y, como todo en la vida de los niños, tiene también su lógica y natural evolución.
¿Es importante comer de todo?
Más que comer de todo lo importante, imprescindible, es recibir todos los nutrientes necesarios para vivir con salud, pero también es cierto que los nutrientes fundamentales en la alimentación infantil se encuentran en multitud de alimentos.
Que la variedad de alimentos que consumamos sea muy grande puede ayudar a que todos los nutrientes nos lleguen, pero con dietas más restringidas que la actual también se han criado sanos y fuertes los seres humanos. Es decir, con una variedad escasa pero bien equilibrada y naturalmente cosechada y preparada para que no pierda micronutrientes es posible estar sanísimo.
No hay que preocuparse, tampoco, si el niño rechaza algún alimento o preparación en concreto, siempre que no percibamos que eso está sirviendo como vehículo para que manifieste algún problema emocional o rechazo a actitudes nuestras.
La calidad es más importante que la variedad total
Comer de todo puede ayudarnos a tener una buena salud, pero no es imprescindible para lograrlo. De hecho, hay alimentos que es mejor que los niños no los coman y otros que, para ser realmente nutritivos, tendríamos que producirlos, comercializándolos y preparándolos de forma que conserven sus nutrientes. La calidad es mucho más importante para la
Quiero resaltar la importancia que tiene, para tener una nutrición completa, del producto y su calidad, mucho más decisivo que la variedad enorme del supermercado. Lo que ahora podemos comprar es de una variedad enorme, y no es preciso consumir todos los productos disponibles en las tiendas ni mucho menos en todas las preparaciones culinarias que conozcamos.
Más que de que los niños coman de todo, de todo, para estar bien nutridos, los padres tendríamos que responsabilizarnos nosotros de elegir alimentos no procesados industrialmente, producidos local y ecológicamente, priorizar las preparaciones que mantienen los nutrientes y que la alimentación de la familia incluya comer fruta y verduras crudas abundantemente como algo habitual y básico. La responsabilidad de proponer platos y hasta snacks saludables es nuestra.
No hay que comer de todo, es más, hay cosas que no deberíamos dar a los niños
Yo diría que más importante que comer de todo para estar sano es precisamente no comer de todo y que hay alimentos que mejor no deberíamos dárselos a los niños.
¿A qué me refiero con no comer de todo? A todos esos alimentos procesados, cargados de grasas no saludables, saborizantes, conservantes, almidón de maíz, harina de soja camuflada, sal y azúcar (o los nombres bajo los que se esconde). Deberíamos usarlos como excepción, pero no como un elemento más de la dieta infantil. Eso es más importante que el conseguir que coman alcachofas, o berenjenas o hígado.
Y de no comprar ni dar a los niños chucherías, bollería industrial ni preparados industriales, ni cárnicos, pizzas, croquetas ni demás alimentos procesados con exceso de sal y grasas. Eso si es malo. Eso es mucho peor para la salud y los hábitos alimenticios que no comer de todo.
Que un día los coman, como una situación extraordinaria, es aceptable, no hay que obsesionarse ni prohibir porque es contraproducente. Pero desde luego no habría que tenerlos en la despensa como un alimento al que echar mano normalmente. Comer de todo puede ser peor que comer una variedad más reducida pero mucho más sana.
Todo eso, mejor que vuestros hijos no lo coman. Vale más comerse otra pechuga de pollo a la plancha y otra zanahoria recién pelada que unos canelones industriales, verdadera bomba de hidratos, grasas y sal.
Que alguna vez se coma en un restaurante de comida rápida o se compre un precocinado o una chuchería no puedo afirmar que sea grave, pero no podemso contar que eso representa algo respecto a tener una dieta variada. Todo eso es innecesario, superfluo y nada beneficioso.
Eso no es comer de todo. En estos casos no hay que desear que los niños coman de todo, sino evitar lo que no es sano comer y buscar, más que variedad absoluta, una dieta natural, con preparaciones sanas y que aporte los nutrientes necesarios. Eso es lo deseable.
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