De pequeños todos tenemos grandes ideales (tanto los niños como los fabricantes) porque los disfraces y coches son de policías, bomberos, médicos y profesiones nobles, y no de ladrones, presos o mafiosos.
Para los niños que deseen jugar a impartir la ley y el orden existe este coche de policía con tracción a los pies, luces intermitentes y 5 sonidos.
El precio es de 99 euros y aunque sea caro, no asegura que los niños mantendrán la vocación.
Si de más mayorcitos prefieren ser futbolistas, cantantes o participantes de un reality, no le podemos echar la culpa al juguete sino a la sociedad moderna, y a que los padres no les hemos inculcado bien que el ser y servir a los demás es más importante que el tener y el exhibirse.
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