Una de las cosas que más preocupan a los padres es el momento en que sus hijos empiezan (o no) a hablar. Es habitual preguntar al médico si es normal que con x meses sólo diga “papá, mamá y poco más” y habitual comparar a tu hijo con otros niños de su edad para ver si los demás hablan más.
Como todos los niños, cada uno madura en un momento determinado, y de igual forma que hay niños que con 15 meses ya dicen hasta verbos hay niños que llegan a los dos años diciendo tan sólo unas pocas palabras.
Cada caso hay que evaluarlo de manera individual, por supuesto, porque siempre puede haber algún niño con un problema a solucionar, pero un estudio publicado recientemente muestra que la mayoría de los niños que hablan tarde luego se igualan a los demás y que los problemas de conducta que aparecen por no hablar se disipan después.
¿Problemas de conducta?
La Academia Americana de Pediatría (AAP) define la falta de habilidad para hablar como falta de lenguaje expresivo y la incapacidad para comprender el habla y los gestos sería la falta de lenguaje receptivo.
Cuando un niño entiende a los demás, el lenguaje, los gestos y muchas cosas que le rodean, pero sin embargo no es capaz de expresarse porque tiene un retraso en el habla, suelen darse problemas de comportamiento, fruto de la frustración de no poder hacerse entender. Una de las dudas que se ha querido desvelar con el estudio era si estos problemas seguían dándose en el tiempo, incluso cuando ya hablaban como el resto.
Resultados del estudio
El estudio se ha llevado a cabo en el Instituto Telethon de Investigación en Salud Infantil de la Universidad del Oeste de Australia en Subiaco y se publicará en la edición de agosto de Pediatrics.
Para el estudio se cogió una muestra de más de 1.600 niños, cuyos padres tuvieron que responder a la Encuesta de Desarrollo del Lenguaje. Con ella pudieron darse cuenta de que 142 de los niños empezaron a hablar tarde (un 18% de los niños).
A partir de ese momento siguieron a los niños en los siguientes 17 años, haciendo evaluaciones relativas al lenguaje y al comportamiento cada 2-3 años aproximadamente.
Se constató que a los dos años, aquellos niños que tenían más dificultad para expresarse, tenían más problemas emocionales y conductuales. Los investigadores comentaron al respecto que sospechaban que se debía a dicha dificultad para hacerse entender.
Cuando estos niños fueron capaces de hablar como los demás, cuando empezaron a comunicarse sin problemas, los problemas de conducta remitieron hasta igualarse con el grueso de niños que hablaron antes.
Los autores del estudio dijeron lo siguiente al respecto:
Tener un hijo que no habla tanto como los demás puede ser muy perturbador para los padres. Nuestros hallazgos sugieren que no deben preocuparse demasiado de que un retraso en el habla a los dos años resulte en dificultades lingüísticas y psicológicas duraderas para el niño.
A pesar del estudio, los autores creen que los padres no deben despreocuparse si observan retrasos en el habla de sus hijos, ya que podría haber también un trastorno en el lenguaje receptivo u otros déficits asociados que pueden requerir atención personalizada.
Vía | Healthfinder
Foto | chefranden
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