Cuando el organismo no es capaz de generar una cantidad adecuada de lactasa, enzima que colabora en la asimilación de la lactosa, se produce lo que conocemos por intolerancia a la lactosa, por lo que está contraindicado consumir alimentos que la contengan, aunque en algunos casos se pueden ingerir los que tienen muy poca cantidad de lactosa.
Si estás embarazada y tienes intolerancia a la lactosa, además de hacérselo saber a tu médico, deberás conocer cómo sustituir el necesario aporte de calcio que no puedes proporcionar mediante la leche, ya que son los lácteos los que se consideran mejor fuente de calcio.
Según la tolerancia de cada embarazada, podrá cubrir las necesidades de calcio con derivados lácteos, como los yogures o los quesos curados, que tras su proceso de elaboración convierten la lactosa en ácido láctico, por lo que contienen muy poca cantidad o nada de lactosa, o a través de alimentos vegetales, que aunque no permiten la total absorción del calcio que presentan debido a sustancias como los oxalatos o los fitatos, son la alternativa para la aportación de este mineral. Se pueden encontrar derivados de soja en forma de batidos, que si están enriquecidos en calcio y en vitaminas A y D, su aportación al organismo puede ser muy similar a la de la leche de vaca. También se pueden consumir otros productos derivados de la soja, como el tofu, cuajadas o yogures de soja, pero siempre hay que leer las etiquetas de los productos para comprobar la composición nutricional.
Además de los lácteos y los vegetales mencionados, el pescado que se come con espina también es una buena fuente de calcio, así que será bueno consumir boquerones o sardinas en lata.
Vía | Consumer En Bebés y más | Intolerancia a la lactosa