Aunque durante el embarazo es frecuente tener más hambre de lo habitual debido al gasto energético que se está produciendo, algunas mujeres pueden experimentar justamente lo contrario, y ver reducido su apetito de forma considerable.
Pero tan importante es prevenir los excesos como alimentarse correctamente, pues una adecuada nutrición es clave para el correcto desarrollo del bebé.
Si estás embarazada y apenas tienes apetito, te explicamos cuáles pueden ser las causas y te damos algunos consejos que podrían ayudarte.
¿Por qué apenas tengo hambre?
Causas hormonales
Estrógenos, progesterona y gonadotropina son tres de las las hormonas principales del embarazo, responsables de los cambios físicos y emocionales que experimentan las mujeres en esta etapa.
Aunque la función de estas hormonas es la de mantener y ayudar al correcto desarrollo del embarazo, sus niveles durante la gestación provocan muchos de los síntomas habituales; también la falta de apetito ocasionada por molestias digestivas.
Nauseas y vómitos
Una de las principales molestias del embarazo son las náuseas y los vómitos. Suelen ir acompañadas por intolerancia y aversión a ciertos alimentos, falta de apetito generalizado y repulsión a algunos olores que aumentan la sensación de malestar.
Esta desagradable molestia suele experimentarse durante el primer trimestre, pero algunas mujeres sufren náuseas hasta el final del embarazo, dificultando mucho su correcta alimentación.
Cuando las náuseas y vómitos son tan intensos que la mujer llega incluso a perder peso es necesario tratarlo médicamente, pues se podría producir un desequilibrio en los líquidos y electrolitos, y deficiencias de nutrición que afecten a la madre y al bebé.
Estreñimiento
La mitad de las embarazadas sufren estreñimiento en algún momento del embarazo. Es un trastorno que puede aparecer a partir del segundo trimestre, provocando malestar, dificultad para ir al baño, sensación de pesadez y falta de apetito.
Indigestión y gases
La indigestión es otra de las molestias del embarazo que habitualmente se acompaña de una reducción del apetito, sensación de estómago revuelto y gases. Puede suceder tanto al principio del embarazo como al final.
Estas molestias digestivas se deben tanto a la acción de las hormonas que intervienen en la gestación, como a la relajación de los músculos intestinales y al crecimiento de la tripa, que acaba comprimiendo los órganos digestivos y provocando esa sensación de llenura y pesadez.
Acidez y ardor de estómago
La acidez o ardor de estómago puede aparecer en cualquier momento del embarazo, aunque suelen ser más frecuentes o acentuarse en el tercer trimestre.
Es provocada por la acción de las hormonas que producen una relajación del anillo muscular que se encuentra entre el esófago y el estómago, permitiendo que los ácidos estomacales y parte de la comida digerida refluyan hacia el esófago produciendo sensación de ardor o quemazón.
Durante el tercer trimestre esta molestia se agudiza debido a la presión que ejerce el útero sobre el estómago, volviendo además la digestión más lenta.
Factores psicológicos
Pero el embarazo no solo provoca cambios físicos, sino también una espiral de emociones que igualmente pueden afectar al apetito y quitarnos las ganas de comer; desde los nervios porque todo vaya bien, hasta la incertidumbre y las dudas por la futura maternidad y el bienestar del bebé.
También hay mujeres con factores de riesgo que viven el embarazo con una mezcla de estrés y angustia que puede acabar repercutiendo en una pérdida de apetito.
Otras causas
Además de todo lo mencionado, la astenia primaveral y las altas temperaturas del verano también pueden provocar cierto malestar y quitar las ganas de comer de manera temporal. Del igual modo, para combatir el calor también tendemos a beber más agua, y aunque la hidratación durante el embarazo es fundamental, si la embarazada bebe en exceso durante las comidas es posible que experimente la sensación de tener el estómago lleno y no le apetezca comer, de ahí la importancia de repartir la ingesta de líquidos a lo largo de todo el día.
Consejos para ayudarte ante la falta de apetito
Mantener una correcta alimentación durante el embarazo no solo es importante para prevenir complicaciones como anemia o déficits nutricionales en la mujer, sino también para asegurar el correcto desarrollo y crecimiento del bebé. Igualmente, se ha demostrado que una alimentación rica, variada y saludable durante el embarazo repercutirá positivamente en la salud futura del niño.
En este sentido, tan importante es no "comer por dos" como alimentarse correctamente. Por eso, si tienes falta de apetito debes consultarlo con el médico o la matrona, a fin de encontrar cuál puede ser la causa y elegir un tratamiento que ayude a mejorar tus síntomas.
Paralelamente, puedes poner en práctica estos consejos:
- Planifica cada día tu menú para asegurar que ingieres alimentos de todos los grupos. Esto te ayudará a mantener una alimentación equilibrada y saludable. En caso de dudas, puedes pedir ayudar a un nutricionista.
- Reparte tus comidas a lo largo de todo el día, de manera que comas varias veces pero en pequeñas cantidades. Esto también te ayudará a minimizar ciertos síntomas digestivos como las náuseas, la pesadez de estómago o la acidez.
- Las frutas y verduras son imprescindibles siempre, pero muy especialmente durante el verano, pues ayudan a mantenerse hidratada y a refrescarse al tiempo que aportan vitaminas y nutrientes esenciales.
- Incluye a diario alimentos rico en fibra, ya que se convierten en los aliados perfectos para aliviar el estreñimiento y la pesadez de estómago.
- Si sufres inapetencia por culpa de las nauseas y los vómitos, incluye en tu menú alimentos que ayudan eficazmente a combatir estos síntomas, como el jengibre, el arroz o algunas frutas, entre otros.
- Evita alimentos y comidas que te provoquen pesadez, ardor de estómago y digestiones pesadas, ya que estas molestias repercuten directamente en el apetito. En general, deberías evitar las frituras, comidas grasas, rebozados, bebidas gaseosas, alimentos y bebidas azucaradas...
- Recuerda la importancia de mantenerte activa durante el embarazo, practicando ejercicio físico de manera habitual y caminando a diario.