Hoy publicamos la primera parte de una extensa entrevista que hemos realizado al doctor Emilio Santos, que ya anunciamos previamente. Aunque hemos tardado más de lo deseado en finalizarla, estoy segura que el resultado, por lo exahustivo y explicativo, va a hacer que la espera haya merecido la pena.
Al doctor Emilio Santos lo conozco desde hace años, pues nos hemos encontrado por diversas circunstancias en reuniones sobre temas de embarazo y parto. Lleva varios años enfocando su trabajo práctico y también teórico hacia el parto respetado y sin medicalización no necesaria. Actualmente dirige el Centro Urdimbre en Madrid y atiende partos en casa y en el Hospital Acuario. Además de ginecólogo es psiquiatra y físico.
Siempre me ha parecido un hombre de gran inteligencia y sensibilidad, interesado en la parte emocional tan importante del embarazo y el parto, pero también un científico riguroso que toma sus decisiones basándose en datos contrastables. La entrevista que he realizado, de la que hoy publicamos la primera parte, me ha reforzado esta impresión previa.
¿Qué te llevo a la Obstetricia después de estudiar Física y luego Psiquiatría?
Yo siempre tuve en mente la obstetricia pues he estado convencido desde hace muchos años de la idea de que el nacimiento de los seres humanos es preciso que sea cercano a como la Naturaleza ha previsto. Este convencimiento siempre estuvo en la base de mi motivación de hacer Medicina, y lo que aprendí esos años reforzaron mi idea inicial.
Siempre me apasionó la curiosidad sobre el cuerpo humano, pero comencé mi formación estudiando Física, pues estaba convencido de que se acude en exceso al médico y a la salud, que anula la confianza del individuo en su cuerpo y además interfiere en muchos procesos de curación; pensaba y pienso que la medicina está bien en situaciones concretas, pero no en la mayoría de las situaciones en que se recurre a ella; no quería ser una pieza más de este sistema. La elección de ciencias físicas tuvo que ver con mi enorme curiosidad científica. Quería saber sobre el origen de las cosas, lo grande y lo pequeño.
¿Cuales son los riesgos de la inducción?
El primer riesgo de la inducción es obvio, cuando se induce el parto deja de ser un proceso natural en el que el cuerpo actúa por sus propios mecanismos y su sabiduría; cuando se induce se interviene en el proceso natural y el parto se medicaliza.
En todas las inducciones es precisa la cercanía de un quirófano y una vigilancia especial. La parturienta se convierte en paciente.
¿Cuando se debe inducir? La investigación científica será la que en los próximos años va a mostrarnos con más claridad cuando se debe inducir y cuando no. Hoy, los científicos, pensamos que hay casos en los que si es necesaria, pero son muy claros y son pocos.
Por ejemplo, una causa clara de inducción es una bebé que va cogiendo poco peso dentro del útero y que esta circunstancia se debe a una insuficiencia placentaria. Debo aclarar que inducir simplemente por un crecimiento intrauterino escaso no es razón para inducir si no se confirma previamente la insuficiencia placentaria mediante un ecodoppler. Pues cuando el bebé es más pequeño de lo esperado en las mediciones suele deberse a dos motivos, o un error en las fechas de embarazo o una medición ecográfica erronea, por lo que la confirmación de la insuficiencia placentaria es indispensable para confirmar que la inducción es precisa.
La causa más frecuente es la inducción postérmino, que se debe realizar a partir de las 41 semanas y media o las 42 semanas. La evidencia hace señalar que es razonable inducir en estos casos, aunque si la madre, en buenas condiciones, decide esperar a que el parto se desencadene naturalmente es también posible, ofreciendo toda la información segura y veraz a la embarazada.
La segunda causa más habitual es la inducción por rotura de bolsa si no se desencadena el parto en un plazo breve, ya que existe un riesgo de infección. Pero hay que tener presente que en estos casos la via de infección más posible son las exploraciones vaginales. Yo, por tanto, en caso de rotura de bolsa, no realizo exploraciones vaginales para evitar las infecciones y espero hasta cuatro días a que el parto comience por si mismo antes de acudir a la inducción. Este protocolo que yo aplico lo he copiado del que se usa en el King's College Hospital de Londres .
¿Qué porcentaje de inducciones programaste el año pasado en los partos que atendiste?
Un 7 por ciento.
¿Hay un exceso de inducciones en España?
El mayor porcentaje de inducciones evitables surgen en la medicina privada por una conveniencia de tiempo del profesional o de la madre.
¿Puede una mujer estar segura de que una inducción es necesaria?
Las mujeres deben saber que las inducciones deben ser solamente realizadas en caso de necesidad médica real y que esos casos, realmente, son pocos. Una mujer debe estar informada y recibir del profesional que la atiende toda la información cierta sobre los riesgos de esperar o de la necesidad de inducir, para que ella pueda tomar su decisión.
Como he mencionado antes es importante que tenga en cuenta lo que he dicho anteriormente de la mayor frecuencia de las inducciones por conveniencia no médica en la medicina privada.
¿Qué peligros e inconvenientes tiene la oxitocina sintética? ¿En que casos puede ser necesaria?
El uso de la oxitocina sintética en los partos se ha institucionalizado de manera rutinaria en la segunda mitad del siglo XX. Se adoptó esta medida en la práctica obstetríca en la creencia de que la aceleración artificial del parto disminuiría el tiempo en el que la madre y el hijo estarían en un trance arriesgado.
Sin embargo, hoy, la evidencia científica ha mostrado muchos datos que contradicen esta creencia.
Primero, la oxitocina rutinaria no hace que el parto sea más corto, pues un parto en postura libre y natural tiende normalmente a hacerse más breve.
Segundo, la propia oxitocina sintética en sí causa algunas complicaciones en los partos y eso supone un riesgo que hace que deba usarse solamente cuando sea necesaria. Como decía, la oxitocina sintética se asocia a mayores probabilidades de sufrimiento fetal, desgarros en casos de cesáreas anteriores o desprendimientos de placenta.
Y tercero y más importante, a nivel científico empiezan a recopilarse indicios que señalan que la oxitocina rutinaria podría estar relacionada con alteraciones de personalidad en el niño o en el adulto. En concreto hay fuertes indicios de que hay una relación entre la epidemia de oxitocina y la epidemia de autismo. Existen estudios que han revelado esta relación y se considera que es posible que la oxitocina administrada a la madre inhiba la producción de oxitocina del bebé, haciendo que a la larga su cerebro desarrolle menos receptores oxitócicos en su cerebro.
Los peligros del uso de la oxitocina sintética deberían tenerse en cuenta en todos los casos y valorar uno por uno si el riesgo que se asume puede ser compensado por los beneficios de su uso, y realizar las inducciones cuando realmente son necesarias.
¿Cuando hay que programar una cesárea? Lo cierto es que son muy raros los casos en los que hay que programar una cesárea. Por ejemplo, en muchos centros se programa una cesárea en caso de que el bebé venga de nalgas, pero yo considero que siempre hay que esperar a que la mujer se ponga naturalmente de parto, y solamente entonces hacer la cesárea si es que se ha decidido esta opción, pero no es preciso programarlas.
Es, por ejemplo, preciso programar cuando se trata de un embarazo gemelar monoamiótico, es decir, de gemelos que comparten una sola bolsa aminiótica. Pero ese caso es una minoría.
En muchos de los casos casos en que se realiza una cesárea programada, en realidad, se podría esperar a que la mujer tenga contracciones de parto; es más fisiológico; significa respetar el momento biológico en que el bebé ha dado es pistoletazo de salida; respetar los ritmos del cuerpo del bebé y del cuerpo de la madre; concretando más: es respetar que el sistema hormonal del bebé genere el cortisol que necesita para tener los pulmones preparados, es respetar que el cuerpo de la madre esté realmente preparado para la lactancia. En definitiva es alejarnos menos del proceso normal de nacimiento, transformarlo menos.
¿Cuantas cesáreas has programado en tu carrera?
Una. Es verdad que yo juego con ventaja; en general, a mi consulta, suelen acudir mujeres que tienen una marcada inclinación hacia la mínima intervención médica. En este caso era un parto tras cesárea anterior y la mujer llegó a mi consulta con la idea muy clara: quería cesárea y la quería programada. La informé, como es mi obligación, sobre la posibilidad de parto vaginal después de cesárea, y sobre la posibilidad de esperar a realizar la cesárea cuando comenzara con contracciones de parto; pero ella tenía muy clara su elección. Yo no debo abrumar con argumentos a favor de una opción por mucho que yo la considere mejor. La decisión de la mujer está por encima de la del médico.
Hemos hablado de la oxitocina sintética, las inducciones y las cesáreas programadas. En la segunda parte de la entrevista al doctor Emilio Santos, que esperamos ofreceros en breve, abordaremos temas como el efecto de la oxitocina natural en el bebé y la madre, la desproporción cefalopelviana, el parto orgásmico y otros aspectos del nacimiento como proceso natural así como las complicaciones que hacen necesaria la intervención médica.