Has llegado por fin al tercer trimestre del embarazo, 180 días desde que ese pequeño espermatozoide encontró el camino correcto. A tus espaldas llevas meses de vómitos, mal estar continuo, privaciones y muchas más cosas. Pero aquí estás, seis meses más tarde con tu pequeño dando pataditas, sabiendo unos cuantos términos médicos que ni sabías existían hace unos meses y dando consejos a las que aún están empezando.
Pero, a pesar de todos los síntomas anteriores esto parece que no mejora y tu piensas: Llegamos al tercer trimestre, ¿pero esto no se va a acabar nunca?
A estás alturas tienes muy claro que ya te has ganado el trofeo a la mejor embarazada, has vomitado en lugares y posturas que tu pareja ni siquiera es capaz a imaginar en sueños, te han dado mareos y aún hay dos docenas de alimentos que te provocan nauseas con sólo pensar en ellosy has tenido que renunciar a la mitad de tus platos preferidos.
Has visitado al médico más veces en estos séis meses que en toda tu vida, lo que te ha dado un bagaje en cuanto a términos ginecológicos que te dan ganas de cambiar de trabajo y montar tu propia clínica. Eres toda una experta en el embarazo, y es justo en ese momento cuando todo da la vuelta y nada de lo que has aprendido parece que tenga sentido ya.
Bienvenida al tercer trimestre
Un buen día te levantas y ves que esa barriguita tan mona está mutando y ya no sabes si llevas un niño dentro o la equipación del Betis, van pasando los días y a medida que ella crece tu visión de las partes del cuerpo por debajo de tu ombligo desaparece y pasarán unos cuantos meses hasta que puedas ver, sin necesidad de un espejo, si llevas las zapatillas del mismo par o incluso si vas calzada.
La depilación la hemos desterrado de los temas de conversación y los que son tus familiares y amigos saben que no es buena idea hablar de pelos en tu presencia.
Has tenido que aprender a caminar de nuevo y a reestructurar algunos espacios en casa para poder pasar sin peligro de tirar las cosas al suelo. Tampoco te preocupa donde va a terminar la comida cuando se cae de camino a la boca, pues sabes de sobra a donde va a ir.
Tu ombligo ha pasado de un tamaño acorde con el resto de tripa que le rodeaba a estirarse tanto que amenaza con desaparecer y has llegado a pensar si eso quedó bien sellado en tu infancia.
Tu cuerpo al expandirse también trae alguna ventaja
Al menos ahora ya no hay duda de que estás embarazada y la gente ya no se te queda mirando, sopesando las consecuencias de meter la pata. Ahora que tu recién estrenado trimestre te hace más visible ante los demás puedes aprovecharlo para obtener ciertas ventajas, (que al final realmente no lo son, pero lo vas a oír más de una y de dos veces, sobre todo de aquellos que creen que en pleno siglo 21 siguen creyendo que el embarazo es un problema exclusivo de la mujer). Pero todas estas nuevas alegrías se van a ir desvaneciendo a medida que avance el trimestre.
Si este último trimestre te pilla en invierno serás la envidia del vecindario o de la oficina cuando salgas a la calle con una chaquetilla, que alguna ventaja tendría que tener el llevar una bolsa de agua caliente encima las 24 horas del día. Eso sí, si te ha pillado en verano puedes consolarte con que probablemente le hayas alegrado el verano a los del chiringuito de la playa o la piscina. La solución, dar a luz.
Tu pechos, si no lo han hecho aún irán aumentando de tamaño de tal forma que podrías pasar perfectamente por un extra de una película de época.
Las noches se irán haciendo cada vez más largas
Es un efecto de este último trimestre por el cual los días se hacen más largos y las noches eternas. El bebé ha pasado de estar ahí, casi sin notarse (si no fuera por las nauseas, claro) a ser un órgano más de tu cuerpo y aún diría más, pasará a ser el segundo órgano que más se va a hacer notar de tu cuerpo, por supuesto siempre por detrás de tu vejiga (si, da lo mismo lo que te hayan contado o hayas leído; La vejiga en el último trimestre del embarazo se reduce al tamaño de un vaso de chupito).
Como decía, cada día que pase, el bebé se hará con más y más espacio, provocando los más variados y síntomas, algunos de los cuales podrían ser dignos efectos especiales de la saga de Alien. Por ello, encontrar una postura en la que no haya nada que te duela (ojo que no estoy diciendo que hayas encontrado una postura cómoda, a estas alturas te conformarás con que simplemente no haya nada que se esté balanceando en tus costillas) se va a convertir en el objetivo principal de muchos días.
Y tras un buen rato buscando la postura adecuada, colocando almohadas, cojines, peluches y demás trucos que has ido recopilando a lo largo de los séis o siete meses anteriores encuentras esa postura que tanto llevas buscando, justo diez segundos antes de que tu vejiga te avise que está a punto de desbordarse. La solución, dar a luz.
Tras tanta penuria para poder dormir una podría pensar en utilizar esas noches de insomnio para practicar ciertas actividades de "mayores", al fin y al cabo por qué no aprovechar la situación (porque seguro que a ti en una de estas no te vuelven a pillar). El problema es que estás tan cansada que a duras penas puedes pensar en darle otro uso a la cama, tienes el estómago tan revuelto que pensar en movimiento ahora mismo te lo pone peor y la líbido, viendo el panorama, ha decidido cogerse unas vacaciones.
Es cierto, la gente dice y escribe muchas cosas sobre el tercer trimestre que no suelen ayudar en nada a sobrellevar esos cambios de humor, los dolores y las ganas continuas de orinar, comer y dormir. Pero todo esto tiene una cosa buena más y es que ahora verás el momento del parto como el fin de la aventura más que como una escena gore de película de serie B.
Es posible que sufras todos los síntomas anteriores o que al final todo sea mucho más leve y te permita disfrutar de esa última etapa del embarazo que marca el inicio de la maternidad. Sea como fuere, vive el momento porque seguro que en unos años lo vas a recordar, más o menos, con cariño (más o menos) y que cada día que pasa te acerca más al momento de conocer a tu bebé.
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En Bebés y Más | Ecografía del tercer trimestre, Estoy embarazada y voy continuamente al baño, ¿es normal?