No es nada fácil ser prudente durante las Navidades, pero debes hacer un pequeño esfuerzo por tu salud y la de tu bebé. Aunque es un consejo generalizado, está especialmente dirigido a las embarazadas que sufren de trastornos digestivos y deben controlar más estrictamente su peso.
Saber moderarse es una virtud. No es necesario que comas como si fuera la última cena; limita las cantidades y levántate de la mesa entre plato y plato para facilitar la digestión.
Intenta no consumir alimentos con mucha grasa y evita el exceso de sal. O sea, olvídate este año de los frutos secos salados y embutidos, y reemplázalos por snacks más frugales como una ensalada o quesos. Por supuesto, evita también los dulces y el alcohol. Si es sólo una copita para brindar no pasa nada si tienes el estómago lleno. Tampoco pasa nada por un trozo de turrón, pero recuerda que la clave es el autocontrol.
No llegues a las comidas muerta de hambre, come algún tentempié o aperitivo a media mañana y a media tarde. Mastica lentamente los alimentos.
Si puedes planear tú el menú, mejor. Incluye un plato sano y sabroso que te alegre las fiestas. Sino, selecciona los alimentos que mejor te sienten y piensa que un año pasa rápido.
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