Por un lado, en Australia toman medidas muy avanzadas como permitir que los miembros del Parlamento amamanten o den el biberón a sus bebés dentro del recinto, pero por el otro, me parece que toman medidas absurdas. O tal vez estoy generalizando y sólo sea una cosa puntual de un colegio de Geelong, en el estado australiano de Victoria, donde prohíben a los niños abrazarse. Para defender el espacio personal, dicen.
La decisión ha sido tomada por las autoridades del centro, porque consideran que no todos los niños se sienten cómodos siendo abrazados. ¿No será mejor educarlos en el respeto hacia el otro, en lugar de prohibir los abrazos? Una muestra de cariño que, por cierto, es muy habitual entre los niños pequeños.
Para preservar el espacio personal de cada niño, en este colegio quieren reemplazar los abrazos por formas menos íntimas como darse la mano, un choque de nudillos o halagar verbalmente a los compañeros.
Los niños son muy afectuosos, y además muy espontáneos. No necesitan motivos para repartir abrazos y besos a sus amigos si es lo que sienten en ese momento. No es una conducta para reprimir, al contrario. El abrazo es una muestra de cariño, y el contacto físico es fundamental en las relaciones humanas.
Es cierto que cuando descubren los abrazos, los niños pequeños van repartiendo abrazos a diestra y siniestra, y también puede suceder que no todos sus compañeros se sientan a gusto con el "abrazón" del grupo. Pero se trata de una conducta pasajera, que no es dañina y que además puede solucionarse si algún niño se siente incómodo con las muestras exacerbadas de cariño de algún compañero.
¿No es más lógico gestionar esos casos puntuales en los que un niño puede sentirse agobiado que prohibir a todos los niños que se abracen? ¿No es más sensato enseñar a los niños a respetar el espacio personal de los demás que hacerlo a través de la prohibición?
El director del centro, John Grant, asegura que "hay otras formas de dar afecto" y considera que "hay que enseñar a los niños a ser cautelosos desde una edad temprana".
A los padres no les ha gustado nada la idea, quienes además aseguran que ni siquiera han sido informados por el colegio de esta nueva norma, sino a través de sus propios hijos. De cualquier forma, el colegio ha dicho que no sancionarán a los niños que se abracen. ¡Menos mal!
¿Queremos niños fríos, inexpresivos y poco cariñosos? De verdad, hay cosas con las que alucino cada día más.
Vía | La Vanguardia
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