Un bebé de 23 semanas de gestación y 610gr. fue declarado muerto. Su madre había acudido al hospital con hemorragia y fuertes dolores. Se realizó el examen pertinente y el feto no tenía latido, por lo que se provocó el parto, declarandose que no había signos vitales algunos.
El bebé, nacido muerto, fue llevado a la cámara mortuoria y cuando, seis horas después, su madre acudió para preparar los funerales, se dio cuenta que la pequeña respiraba y su corazón estaba latiendo. La niña ha sido llevada a cuidados intensivos aunque realmente hay pocas esperanzas en su supervivencia.
Su padre, como cualquiera de nosotros en su piel, ha señalado que la actitud del hospital le parece negligente y que espera que un segundo milagro permita a su hija seguir con vida. El Hospital ha solicitado una investigación externa sobre lo sucedido pues no hay precedentes ante un caso asi.
Este suceso escalofriante se ha producido el dia de hoy en el Hospital de Galilea Oeste, en Israel.
Via | Haaretzs.com