Muchos niños cumplen un pequeño sueño un buen día, cuando se ponen la equipación de su equipo de fútbol favorito y les permiten saltar al campo para hacerse una foto con sus ídolos. Algunos niños más bien pequeños están ahí probablemente más porque a los padres les hace gracia tener un recuerdo para el futuro que porque ellos lo deseen realmente.
Me refiero a los niños pequeños, que pueden llegar a llorar en brazos de uno de los jugadores o que pueden estar a lo suyo, pasando olímpicamente de lo que sucede en el centro del campo, como hace el niño protagonista del vídeo, que ni corto ni perezoso, en pleno campo del Chelsea, cogió su balón, se dirigió a la portería y marcó un gol. Lo mejor, por supuesto, lo que sucedió después.
El público, con mucho humor y reconociendo el acto del niño decidió celebrar el gol como si lo hubiera marcado realmente un jugador de su equipo. El niño, asombrado por haber logrado semejante reacción del "respetable" (entrecomillo, porque lo de respetable en el fútbol nunca lo he entendido mucho), creyó haber hecho algo grande, y levantó las manos para celebrar la hazaña.
Sin duda, un momento mágico en el que todos los adultos se hacen cómplices de ello con el fin de lograr que un niño, gracias a su inocencia, se sienta, aunque sólo sea por un momento, la persona más feliz del mundo, y que a todos se nos escape la sonrisa al verlo.
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