Estamos en la jornada previa al cambio de hora otoñal que sucederá en la próxima madrugada, cuando a las 3 a.m. debamos atrasar las manecillas del reloj una hora. Para las personas supone un trastorno considerable que va más allá de las incomodidades que tengamos que salvar los primeros días, para los gobiernos la medida se traduce (supuestamente) en un ahorro considerable de energía.
Me ha resultado llamativo leer que Japón es el único país industrializado que no ha adoptado la normativa. Y el resto empezaron a cambiar la hora durante la Primera Guerra Mundial, para ahorrar combustible, siendo la crisis del petróleo el momento en el que se consolidó en que se estableció definitivamente la medida.
Hay expertos que manifiestan que este cambio de hora es menos duro que el correspondiente a la Primavera, pues ahora ganamos una hora, y nuestros ritmos circadianos son de más de 24 horas, por lo tanto (y en teoría) sólo requeriremos un par de jornadas para volver a la normalidad. Sin embargo también hay quien dice que no nos benefician en absoluto las ‘horas perdidas’, puesto que al oscurecer antes nos privamos de realizar actividades al aire libre. Y esto en los niños se traduce en menos tiempo para jugar en la calle o en el parque al salir de la escuela.
Tengo dudas sobre si otras medidas de ahorro de energía a nivel global no serían más efectivas, bueno más que dudas es que la falta de datos me impide realizar aseveraciones. Pero lo que sí que tengo claro es que las familias deberíamos adoptar pequeños gestos orientados a este objetivo, y actuar de una forma un poco lógica, por ejemplo ¿por qué pensamos que es necesario tener calefacción en un municipio en el que en invierno no bajamos de 10 grados?
Niños y ancianos: los más afectados
Aunque a los pequeños se les atribuye una gran capacidad de adaptación, también está claro que ellos por su corta edad, están más conectados a sus propios ciclos biológicos, y en este sentido les resultará incómodo el cambio. Por lo tanto en casa podemos adaptar medidas sencillas a fin de facilitarles la transición, y no olvidemos que si están más irritables, cansados o sufren algún trastorno pasajero en sus hábitos alimenticios/de sueño, será completamente normal.
Las personas con más de 50 años, los enfermos, y aquellos que sufren enfermedades neurodegenerativas, son los que más difícilmente se adaptaran.
A todos nos afectará más el aumento de horas de oscuridad que el cambio de hora en sí, aunque lo primero es consecuencia de lo segundo, así que ¡atentos a nuestro propio ánimo!.
Es muy probable que los ritmos que pretende imponernos la vida en sociedad (prisas, nervios, horarios, pautas poco saludables al dormir, poco tiempo para uno mismo, etc) afecten mucho más severamente que un simple cambio de hora. Pero al mismo tiempo son factores susceptibles de ser modificados por uno mismo: por ejemplo en lugar de quedarme a ver un programa a las 22,30 me acuesto, o no me siento obligado por los amigos que van a tomar una copa después del trabajo porque prefiero dar una vuelta con la bicicleta con mi hijo
¿Cómo sobrellevar el cambio?
Debemos prestar atención al sueño de los niños, y actuar de forma responsable.
Podemos incrementar las oportunidades para que toda la familia reciba la suficiente luz solar. Aquí no vale decir ‘¡oh! pero si los peques ya tienen sus 30 minutos de recreo en el cole’, es decir si vuelven a casa para comer podemos aprovechar para detenernos en el parque o dejarles estar en la calle hasta que el plato esté sobre la mesa.
En cambio no se aconseja la utilización de melatonina (y menos en niños) para regular ciclos de suelo, a no ser que exista una prescripción expresa del médico y destinada a personas con características especiales.
Seremos más autoexigentes con nosotros (no con los peques) para re organizar la vida familiar y adaptarla a los nuevos horarios (comidas, horas mínimas de sueño, ejercicio físico, tiempo libre, etc.)
A mí personalmente no me gusta esta modificación de horarios y sí que me cambia el ánimo, aunque después me adapte, y entiendo que para nuestros hijos, tener de repente una hora menos para estar fuera de casa con luz natural, también les debe afectar.
Imagen | peapodsquadmom En Peques y Más | El cambio de hora ¿puede provocar alteraciones en el comportamiento de nuestros hijos?