En nuestro especial sobre Alimentación Saludable hablábamos hace dos semanas acerca de la importancia del aporte de vitaminas para el desarrollo de los niños. Decíamos que aunque todos pensamos en frutas y verduras al leer sobre estos nutrientes, también pueden estar contenidos en otros alimentos.
Hoy he pensado aportaros algunas ideas para hacer más apetecibles las hortalizas y los frutos a los niños. Por una parte pienso que lo mejor es la naturalidad, es decir que ofrezcamos a los niños comidas variadas y nuestro propio ejemplo, y por otro lado tengo claro que muchas veces la forma de presentar las comidas puede aumentar su aceptación. ¿Por qué hay niños que no aceptan estos alimentos?, de forma natural presentamos predilección por el sabor dulce, y esto excluye muchas verduras (que pueden resultar incluso amargas), por otra parte cuando uno tiene hambre uno busca instintivamente saciarse, difícilmente nos sentiremos llenos al comer una hoja de lechuga. Pero esto último último se regula procurando que los niños realicen sus cinco comidas diarias y que no se dediquen a “picotear”.
Consejos sencillos para equilibrar la ingesta de frutas y verduras
-Apelar a sus propiedades con imaginación: “antes de ir a jugar con los amigos” los niños pueden tomarse su vaso de zumo de naranja o zanahoria a fin de poder encontrar con más precisión minerales para su colección (la vitamina A es buena para la vista. O un bosque de ramitas de brócoli (sobre rodajas de tomate) rociadas con limón y aceite les ayudará a mantener sus defensas en forma, ahora ya no hace falta que luchen contra las infecciones porque su cuerpo ya se ocupa, “sólo tendrán que mejorar la técnica con la espada láser” en las batallas estelares.
-Vamos todos a la cocina para preparar ricas brochetas con vegetales, ¡no véis que las brochetas solo con carne son aburridas!, qué mejor manera de acercar las hortalizas: ensartadas en un palito especial y asadas o cocidas al vapor. Tomates cherry, mazorquitas de maíz, tiras de pimiento, rodajas de calabacín, aceitunas, rabanitos, etc. Bien condimentadas con orégano y aceite resultan muy bien.
-Cuando preparéis la merienda o el almuerzo para llevar a una salida familiar: incluid en la mochila frutas fáciles de pelar o un envase hermético con una macedonia variada. Podéis llevad un bocadillo pequeño o palitos de pan por si se quedan con hambre.
Tenemos que darnos que resultará complicado para los más peques aceptar las verduras como su comida preferida, pero también es verdad que ellos muestran sus preferencias (y debemos atenderlas), por ejemplo a mi hijo las verduras cocidas no le entusiasman, pero muchas de ellas le encantan incluidas en una ensalada: coliflor, pimiento, corazón de alcachofa natural,…
-¿Por qué no utilizar verduras para el relleno de la pizza casera o de los canelones? a la carne triturada que empezamos a sofreír, podemos incluir cebolla picada, champiñones laminados, etc. Es bueno que se acostumbren a sabores diferentes.
-A mi personalmente no me gusta "esconder" alimentos para que no se den cuenta de lo que lleva el plato, pero los purés son muy ricos, y la zanahoria o apio rallados combinan muy bien con la carne, también se pueden incluir los guisantes o acelgas en tortillas, simplemente estamos variando la presentación pero no ocultando nada.
-El desayuno más revitalizante, es un bol con trocitos de fresas y manzana (o de manzana y plátano) cubiertos de zumo de naranja y espolvoreados con azúcar integral de caña. Es una estrategia para utilizar dos o tres días a la semana, al fin y al cabo les podemos poner hidratos y proteínas en la mochila para que coman durante el almuerzo.
Recordad siempre que nuestra baza es la persistencia acompañada de unas dosis generosas de imaginación. Pero lo cierto es que la variedad de colores y aromas de hortalizas y frutas nos serán de gran ayuda.
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