Cuando el parto no era nada natural

Cuando el parto no era nada natural
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A mediados del siglo XX, con los avances médicos se consiguió reducir la mortalidad materna, pero en los hospitales los partos eran lo menos parecido a un hecho natural. A las mujeres se las drogaba con sustancias varias: antipsicóticos, torazina, óxido nitroso (el "gas de la risa"), benzedrina...

Entonces, se paría entre "sueños" sin ser consciente del proceso y de este modo se eliminaba el miedo y el dolor al parto. Afortunadamente, hacia 1950 en Estados Unidos surgió una nueva tendencia que reivindicaba el parto natural, sin tener que drogar a la mujer. Se podía parir sin miedo y con poco sufrimiento si se ayudaba a la mujer a ello.

Se relegaba de ese modo también el no querer enterarse de nada, las anestesias totales o las cesáreas no justificadas que se pedían demasiado frecuentemente.

El "Washingtong Post" en 1949 hablaba de "un avance en la medicina psicosomática": el parto natural no se "rebelaba" contra nada anterior, sino que era el avance lógico de las investigaciones de la época que relacionaban cuerpo-mente. Una madre con miedo podría influir en el estado del recién nacido.

Y, aunque la vertiente freudiana de esta afirmación es evidente, las últimas investigaciones apuntan a que esta afirmación no va desencaminada (hablamos del estrés del bebé, del desarrollo de su cerebro, del contacto con la madre...).

Entonces se centró la atención en la relajación muscular de la madre: había que distender los músculos porque el parto dolería menos. Las técnicas de relajación eran diversas: meditación, yoga, ejercicio físico... y hasta hipnosis o la religión. De esos "métodos", algunos sobrevivieron y llegan a nuestros días como técnicas efectivas de relajación.

El parto empezó a verse, no como un sufrimiento, sino como una experiencia vital intensa que había que sentir y no pasar drogada. El método Lamaze, surgido en Francia, se popularizó en Estados Unidos y surgieron otros que reivindicaban la relajación, el parto natural y sin dolor como el método Bradley.

Life Parto sin Miedo

Poco a poco, empezando por el de Yale, más hospitales se sumaban a esta tendencia. "Parto natural", "alumbramiento preparado"... eran algunos de los nombres que recibía. Se popularizó como una manera de dar a luz que presentaba muchas ventajas para la madre y el bebe. En 1950, la revista "Life" en su portada llevaba el titular de "Nacimiento sin miedo", que reproducía el título de un libro popular unos años antes.

En su interior, aparecía el reportaje de una madre que no estaba hipnotizada ni drogada, y que no tenía miedo. Que se relajaba jugando a las cartas durante las contracciones, daba a luz con los ojos entrecerrados y sostenía feliz a su hijo. Más mujeres del país recibieron el mensaje y empezaron a reivindicar esta manera de dar a luz.

Pero también, como en la actualidad, esta manera "novedosa" de parir tuvo muchos detractores, se decía que era volver al pasado. Y no solo entre profesionales médicos. Afortunadamente, muchos de ellos abrieron el camino a los partos no medicalizados en los hospitales.

Las cifras estaban ahí: menos muertes que en el pasado, madres más felices, más profesionales y hospitales a favor del parto natural... El camino estaba abierto y era imparable. Muchos estudios científicos comprobaban los beneficios de "lo natural". En los años 60 y 70 fue reivindicado incansablemente.

Hasta llegar a la actualidad, cuando dar a luz no tiene por qué ser sinónimo de parto instrumentalizado y anestesiado por sistema. Cuando la OMS destaca las ventajas de los partos naturales "controlados" en entornos médicos, "partos normales". Cuando los beneficios de la relajación, de caminar durante las contracciones, de los sistemas no farmacológicos para aliviar el dolor se han comprobado científicamente.

Cuando la madre se convierte en protagonista de su propio parto (junto a su bebé) y no se deja a expensas de lo que los demás quieran hacerle, expresa sus deseos y quiere ser respetada, viviendo el parto intensamente (lo cual no quiere decir que pueda mitigarse el dolor con distintas técnicas que no "anulan" su conciencia).

No obstante, queda mucho camino por recorrer y a veces aunque la mujer quiera dar a luz "despierta", consciente, de manera natural, sin miedo... otros factores que implica hacerlo en determinados hospitales puede hacer que el parto no acabe como hubiera deseado. Y entonces el parto acaba constituyendo una experiencia que puede llamarse de cualquier modo menos "natural".

Vía | "¿Cómo se sale de aquí?", de Randi Hutter Epstein
En Bebés y más | Un parto vaginal no es lo mismo que un parto natural‏, Lo que la OMS aconseja para un parto normal, Parto natural frente a parto preparado

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