Un bebé es como un animalito (de hecho, lo es), indefenso y casi constantemente insatisfecho, “egoísta” y dependiente que no piensa en su madre ni en su padre ni en su cansancio.
Dicho así suena casi como un ser maligno, sin embargo no es así, sino que es simplemente una criatura incapaz de razonar cuya intención es única y exclusivamente sobrevivir. Para ello llorará cada vez que necesite algo, mamará cada dos por tres si tiene hambre o si necesita calmarse y se quejará por cualquier cosa que le moleste.
Esto hace que muchas madres se vean literalmente desbordadas al principio, porque el cambio es abismal, y que muchas personas quieran echar una mano, haciéndose cargo del bebé (“déjame al niño, nena, y descansa un poco”). El problema es que separar a madre y bebé no suele ser buena idea porque la persona sustituta no huele a mamá, ni es mamá y la madre, libre por un momento, no suele dedicarse a descansar, sino que aprovecha para hacer cosas de la casa.
Es por esta razón que el mejor consejo que se le puede dar a una madre es que ante la oferta de ayuda diga: “no me ayudes con el niño, ayúdame con la casa”.
Sí, es verdad, estoy cansada
Te piden que le des al niño para que descanses y resulta que dices que no, que tranquila, que yo puedo. Todo eso con unas ojeras evidentes, un peinado de difícil solución y una casa casi patas arriba.
Entonces te recuerdan lo cansada que estás (“pero cómo que no, pero mírate, si no puedes más”) y olvidan que es cierto, estás cansada, pero que el bebé sigue necesitándote casi cada minuto.
Esto sucede con la pareja, con la suegra, con la hermana, con la madre… todos quieren echarte una mano cogiendo al bebé y no, no es esa la solución (si me apuras el padre, un ratito, aún…).
Gracias, pero podrías ayudarme de otro modo
La ayuda se agradece infinitamente y cualquiera que esté dispuesto a echar una mano será siempre bienvenido, pero no hace falta separar a la madre del bebé para ayudar, sino todo lo contrario, promover que sigan juntos, que la madre duerma si el bebé duerme, que le de el pecho tumbada, que duerman juntos si hace falta para que el bebé pueda mamar mientras ella mantiene los ojos cerrados, aún en la cama (que cansa menos que sentarse a dar el pecho tratando de no cerrar los ojos).
Lo ideal es que, si quieren ayudar, echen una mano con las lavadoras, con la comida, con los platos, el suelo y el polvo de los muebles… vamos, que lo ideal es que la madre pueda atender a su bebé y que el bebé pueda ser atendido por la persona que reconoce como su cuidadora.
Si en vez de eso les separamos y la madre se echa a dormir (o a descansar), cuando le devolvamos al bebé ella estará en las mismas: el bebé esa noche dormirá peor porque ha estado con personas que no son su madre y que no reconoce como su cuidadora principal, viviendo el momento, probablemente, con bastante más estrés que si hubiera estado con ella y además la casa seguirá en las mismas, todo por hacer.
Foto | Meemal en Flickr
En Bebés y más | Los primeros días en familia después del parto, Cuando los abuelos se entrometen demasiado, Consejos para superar el cansancio de los primeros días después del parto