Uno de los primeros consejos que se le dan a los padres de un bebé es que, sobretodo, para dormir, lo pongan boca arriba con la cabeza ladeada, para prevenir el Síndrome de la Muerte Súbita del Lactante (SMSL).
Se dice ya en el hospital y se va repitiendo en las revisiones sucesivas, para verificar que se está haciendo todo lo posible para prevenirlo (a esto hay que añadir que los padres no fumen, que no duerman con los bebés en un sofá y que no duerman rodeados de cientos de mantas, protectores y cojines, sino del modo más "espartano" posible), pero en ocasiones alguna madre explica que su hijo se gira y se pone boca abajo para dormir, con la duda de si es peligroso o no.
Teorías sobre el SMSL hay muchas, queriendo decir que no se acaba de saber a ciencia cierta cuál es la causa real de que suceda. Una de ellas dice que es una autosofocación del bebé que, al estar durmiendo boca abajo, no es capaz de levantar la cabeza o cambiar la postura para respirar mejor.
Si unos padres siguen la recomendación de poner al niño boca arriba con la cabeza ladeada (se recomienda ir girándola para que la cabeza no adopte formas asimétricas), es muy difícil que se dé la vuelta para ponerse boca abajo, a menos que tenga ya unos cinco o seis meses.
En esa edad el riesgo es menor y, por lógica, como ya es capaz de levantar la cabeza y cambiar de posición, no existe el mismo peligro de que padezca la muerte súbita. Por eso, si una madre tiene la duda comentada: "se gira y se pone boca abajo", la respuesta a darle, lo que debe saber, es que si es él mismo el que se ha puesto boca abajo, no hace falta ir para volverlo a girar.
De hecho, hay muchos niños que duermen mejor en esa posición, boca abajo, y la buscan para descansar más y despertarse menos. Como digo, si son ellos los que lo hacen, tranquilidad, ya no existe el riesgo de sofocación y podemos dejarles dormir como consideren mejor.
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