Seguimos en España viviendo una situación de lo más extraña con la vacuna Bexsero. Es la vacuna que previene de la infección que provoca la meningitis B, y cuenta con una distribución todavía errática que provoca que algunas familias lleven meses esperando para poder inmunizar a sus hijos.
Según se viene diciendo desde hace un tiempo este mes de julio era cuando todo se iba a regular, y sí es cierto que aunque aún no puedes ir a la farmacia y llevártela al momento, parece que van llegando más dosis (yo esta semana he administrado más que en semanas anteriores).
El caso es que tenemos nueva información acerca de esta vacuna, en concreto la de un estudio publicado recientemente que parece demostrar que la vacuna contra el meningococo B 'Bexsero' podría ser menos eficaz de lo esperado.
Intentando controlar un brote de meningitis en una universidad
Según leemos en Healthfinder, el estudio del que hablamos se realizó aprovechando que se produjo un brote de meningitis B en la Universidad de Princeton, en el año 2013. Dicho brote afectó a nueve estudiantes y uno de ellos falleció.
Con la intención de controlarlo y evitar que más estudiantes se contagiaran decidieron administrar la vacuna Bexsero a todos los jóvenes, cerca de 500, siendo la primera vez que esta vacuna se utilizaba en EE.UU.
Ocho semanas después de ser vacunados con las dos dosis correspondientes para la edad, investigadores de la Universidad de Princeton, de la Universidad de Minnesota y de Public Health England realizaron análisis de sangre de todos los vacunados. Vieron que cerca de un tercio de los estudiantes (el 34%) no había adquirido la inmunidad necesaria para considerarlos bien protegidos. Aún así, ninguno de los vacunados desarrolló una infección por meningitis.
En Estados Unidos no está indicado vacunar sistemáticamente
La vacuna se utilizó para dicho brote porque se supo que estaba provocado por el meningococo B. Sin embargo, no es una enfermedad que se dé a menudo allí, y es que los datos de los Centros de Control de Enfermedades (CDC) dicen que las tasas de contagios por esta bacteria están en declive desde finales de los años noventa, hasta el punto que en 2013 hubo tan solo 550 casos.
En España, por contra, tenemos un número no mucho más bajo, para una población mucho menos numerosa. La Asociación Española de Pediatría explica que el meningococo tipo B es el causante de 7 de cada 10 casos de meningitis en España y que en el mismo año 2013 se registraron entre 400 y 600 afectados (la AEP recomienda que se incluya en el calendario estatal de inmunizaciones).
Por eso en Estados Unidos no se vacuna sistemáticamente del meningococo B y probablemente no se haga de momento en vista de los resultados de inmunización, más bajos de lo previsto. Los expertos suelen indicar que una inmunización correcta sería aquella en que un 10 o un 15 por ciento de los vacunados quedaran sin los anticuerpos necesarios para hacer frente a un contagio, pero en este caso llegó al 34 por ciento.
Sin embargo, Nicole Basta, autora del estudio, dijo lo siguiente al respecto:
Los resultados indican que debemos ahondar más para comprender la amplitud de la protección que podría tener esta vacuna contra la diversidad de cepas que pueden provocar una enfermedad meningocócica, y sobre todo brotes meningocócicos.
Y es que aunque considera que muchos estudiantes no estaban bien protegidos, los resultados podrían ser diferentes con otro punto de corte. Me explico: el estudio se hizo en base a unos parámetros que no tienen claro si son los correctos. Realizaron un corte numérico que en teoría era el adecuado por debajo del cual los estudiantes no se consideraban bien inmunizados, sin embargo, al no haber ningún contagio y no conocer a fondo la vacuna, declararon no saber "cuál es el punto que significa realmente que alguien está protegido".
Por eso han querido ser cautos a la hora de recomendar o no la vacuna y esperar a que nuevos estudios muestren cuál es la potencia de la vacuna, cuál la duración de la protección y cuál el número de anticuerpos necesarios para proteger a un individuo.
Entonces, ¿no es una vacuna útil? ¿No es eficaz?
Nadie ha dicho eso. Lo que parece es que es menos eficaz de lo que cabría esperar, al menos según se observa en este estudio. Otros estudios, según leemos en Anales de Pediatría parecen tener mejores datos:
La experiencia en 10 ensayos clínicos en los que se evaluó la inmunogenicidad de esta vacuna abarca aproximadamente a 5.800 personas, de los que unos 4.000 fueron niños de 2 a 24 meses de edad, 84 niños de 40-43 meses y 1.738 eran adolescentes o adultos de entre 11 y 55 años. Estos estudios han demostrado que la vacuna es inmunógena y segura en todas estas franjas de edad, y que induce memoria inmunológica.
Pero en realidad no hay nada claro todavía, y es que aún falta por ver, una vez se vacuna a las poblaciones, cuál es la efectividad real a la hora de prevenir la enfermedad y cuánto tiempo dura esa protección. Esto son datos que se sabrán dentro de un tiempo, a medida que se vayan sacando conclusiones tras la administración de la vacuna en países como Reino Unido, que la introdujo en su calendario de vacunas financiadas tan pronto como Bexsero fue validada para su administración.
En la misma fuente, además, podemos leer que el Dr. Jerome Kim, del Instituto Internacional de Vacunas de Seúl, en Corea del Sur, explica que "la vacunación de todos los adolescentes prevendría de 15 a 29 casos y de 5 a 9 muertes anuales en Estados Unidos". La duda que queda entonces es: ¿y a cuántos no salvaría?
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