Insólito: ceremonias en las que las niñas prometen llegar vírgenes al matrimonio

Insólito: ceremonias en las que las niñas prometen llegar vírgenes al matrimonio
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"Purity balls", 'bailes de pureza'. Con este nombre se conoce a una ceremonia insólita que consiste en la promesa de niñas y adolescentes de llegar vírgenes al matrimonio. De no mantener relaciones sexuales hasta pasar por el altar, cuando algunas ni siquiera tienen definida su condición sexual, cuando incluso no saben muy bien qué es eso de "perder la pureza".

Se trata de una ceremonia de creación bastante reciente y que tiene lugar en varios estados de Estados Unidos, cuando se reúnen decenas de parejas padre-hija para, mediante una estética claramente nupcial (con reportaje fotográfico y vals incluido), se promete la virginidad hasta el matrimonio y la protección de la niña por parte del padre.

El origen de los "Purity balls" o 'bailes de puereza' se remonta a 1998, cuando se organizó por primera vez esta ceremonia en Colorado Springs (Estados Unidos). El evento fue creado por Randy y Lisa Wilson para sus cinco hijas como una manera de reivindicar el papel del padre (pastor religioso) en la vida de las niñas, ya que sentía que no ocupaba un lugar importante.

Entonces, se ideó una ceremonia en el que los participantes se engalanan como novios, hay una cena, un orador, se dicen unas palabras acerca de la abstinencia sexual a la que se compromete la hija y hay baile y reportaje de fotos. Los padres prometen proteger la pureza de las mentes, cuerpos y almas de las niñas. Padres e hijas hacen sus votos.

En ocasiones se entregan recuerdos a los asistentes al baile (esos detallitos de bodas y comuniones) para perpetuar las promesas que han hecho padres e hijas. Se suelen hacer ceremonias conjuntas en salones de hoteles.

Las raíces religiosas cristianas del evento son evidentes, en nombre de Dios ellas y ellos hacen sus promesas respectivas y el padre se propone ser un buen modelo cristiano para toda su familia. De hecho, como he comentado Randy Wilson es pastor y su esposa, Lisa Wilson, cofundadora de "Generations of Light", las "Generaciones de la Luz", un ministerio cristiano popular en Colorado Springs.

Purity ballas o bailes de pureza

¿Niñas de cuatro años prometiendo castidad?

Lo más llamativo a mi parecer es la tierna edad de algunas participantes en la ceremonia. Porque si bien la mayoría son adolescentes (no es que lo vea normal, pero me parece más entendible la toma de decisiones más o menos meditadas y responsables, aunque puede existir un "lavado de cerebro" detrás) existen casos de niñas de hasta cuatro años prometiendo su virginidad.

En general, se espera a que las chicas tengan la menstruación para hacer esta promesa y en algunos lugares se establece una edad mínima para poder participar. Pero niñas de cuatro y cinco años, las ha habido en los bailes de pureza y las seguirá habiendo, visto el éxito de estas promesas en varios estados...

Los defensores de estos eventos sostienen que fomentan relaciones cercanas y profundamente afectuosas entre padres e hijas, evitando de esta manera la actividad sexual antes del matrimonio en una actitud de raíces cristianas y claramente puritanista (e hipócrita, estoy convencida).

Los críticos afirman que los bailes de pureza promulgan mensajes invasivos de la libertad de las mujeres, promueven los ideales anti-feministas e ignoran la homosexualidad y otras tendencias sexuales, junto a otras objeciones que comentamos más abajo.

Yo imagino que muchas de estas niñas acabarán haciendo caso omiso de sus promesas, al estilo de Miley Cyrus, que pasó de expresar hace unos años su deseo de llegar virgen al matrimonio a airear la pérdida de su virginidad y convertirse en una provocadora sexual nata. Pero no hace falta llegar a tanto.

Se puede perder la virginidad sin llegar a esos extremos mediáticos. Con madurez e integridad, mediante una decisión propia, reflexionada y de manera segura. Porque este es otro punto en el que los detractores de esta práctica se apoyan: las niñas que protagonizan estos bailes de pureza son más susceptibles de padecer enfermedades sexuales y embarazos no deseados al carecer de educación sexual.

Que no son incompatibles, la educación sexual y el deseo de castidad, pero suelen ir de la mano. Porque, si la niña no se va a casar hasta dentro de quince años, ¿para qué quiere saber cómo se hace esto o lo otro, cómo se previene esto o lo otro? Y en la escuela a veces no se recibe la educación suficiente...

Por cierto, la revista "Time" ha investigado sobre los "purity balls" y ha comprobado que no existe evidencia de que las niñas que hicieron esta promesa la cumplan o que lleguen vírgenes al matrimonio en mayor medida que otras mujeres. Y es que, en cuestiones de placer, amor y hormonas, donde dije "Diego"...

Niña en un baile de pureza

Discriminación y tintes de incesto

Llegamos a unos temas polémicos pero ineludibles. Los bailes de purezas son para niñas, para chicas. ¿Qué pasa con los chicos? ¿Ellos sí pueden mantener relaciones sexuales cuando lo deseen? La discriminación es evidente, la mujer es vista de manera diferente al hombre, no importa si ellos mantienen relaciones más o menos jóvenes, antes del matrimonio... la preocupación está en ellas.

Ellos son libres de mantener relaciones sexuales, imaginamos. Pero no con las hijas de "sus semejantes", por decirlo de alguna manera. Con aquellas que no hicieron su promesa (aunque, como hemos comentado, más de una lo hará).

No se hacen bailes de pureza para niños, para chicos. Los supuestos valores se miden con doble rasero.

Y desde que empecé a investigar sobre este tema y algunas de las imágenes que he podido ver, me ha venido a la mente un tufillo incestuoso. La vertiente de incesto de esta ceremonia insólita no pasa desapercibida tampoco para sus detractores, para los críticos. Porque padre e hija se visten como novios tradicionales (la mayoría, otros con trajes de fiesta), bailan un vals como los novios, hacen sus votos, posan para las fotografías como novios, con posturas románticas.

El padre promete vigilar "la integridad de su cuerpo y su alma" convirtiéndose en un vigilante, en una especie de cinturón de castidad con piernas. El complejo de Electra, que no solo supone el enamoramiento de la hija sino también el del padre, sobrevuela este asunto... "Es solo mía", parecen gritar muchas de las fotografías... Como la "posesión" del matrimonio que se recrea, al que sigue la luna de miel en las bodas. Parece que el papel del padre se relega al de marido.

Por otro lado, está el tema de la educación sexual que reivindicamos para nuestros hijos e hijas. ¿Qué valor puede tener la promesa de una niña de cuatro años al respecto? Cuando apenas entienden el funcionamiento del cuerpo humano, pretender que su concepto de la sexualidad sea maduro y completo es utópico. ¿Le explican los padres qué es la virginidad? ¿O precisamente se quiere esa ignorancia?

Cuando las niñas dejan de serlo y son adolescentes, su educación sexual es más completa y pueden tener más claros estos asuntos, aunque en esta etapa las hormonas también pueden jugar malas pasadas y no es necesario demasiado para que cambien sus sentimientos, sus ideales, incluso sus ídolos. Quiero decir, que el padre puede venir sustituido en un plis plas por cualquier mocetón igualmente adolescente.

Y si no hay un "trabajo" detrás del mero baile y las fotos del purity ball acerca de los valores de las personas, la integridad y de la protección, es cuando llegan historias que nos gustan menos, como embarazos no deseados o enfermedades de transmisión sexual...

Finalmente, no me gustaría dejar pasar otra vertiente que me repugna de estos bailes de pureza, y es que en la ceremonia y la mentalidad que subyace que el valor de una mujer es el de su virginidad en lugar de todo su ser, sus acciones y actitudes. ¿Un objeto sexual, de nuevo?

En definitiva, no doy crédito a estos retrógrados bailes de pureza en los que las niñas prometen virginidad hasta el matrimonio y sus padres velar por ella. Me gustaría que los padres nos preocupáramos porque nuestros hijos e hijas fueran íntegros y buenas personas, miraran por su bienestar y el de los que los rodean, por su salud... y al final encuentren la felicidad.

Fotos | Slate y Thinkstock
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