Una de las prioridades de los padres es proporcionar a los niños una infancia perfecta, siempre intentando mejorar la que ellos han tenido. A través de este deseo, algunos padres sólo piensan en proporcionar una gran cantidad de actividades con las que el niño llene su tiempo, sean actividades físicas, educativas, etc.
Los progenitores desean que estas actividades sean perfectamente desarrolladas por el niño, que las domine, que destaque en ellas. También hacen todo lo posible para cubrir además de sus necesidades, sus deseos, proporcionar lo que como hijos quisieron tener, pensando que sus descendientes tienen las mismas inquietudes. Hasta aquí puede parecer perfecto, querer que nuestros hijos sean mejores que nosotros es algo natural, pero no debemos confundir términos como el proporcionar u obligar.
Una filosofía que se base en la enseñanza junto a la exigencia puede hacer que el pequeño tenga en el futuro una buena base, pero también puede ser el comienzo de diversos problemas por la exigencia que presentan los padres para con sus hijos. ¿Qué es una infancia perfecta?, ¿Cómo definiríamos el concepto?, está claro que para cada padre hay una infancia perfecta que el niño disfrutará, pero no todas son las más adecuadas, es necesario dejarse guiar por los expertos y no sólo por nuestros propios deseos, pues en ocasiones nuestros deseos no son los más acertados, cada niño es un mundo y cada uno tiene sus habilidades y sus limitaciones.
Desear que nuestro pequeño sea el mejor, el ganador o el campeón en alguna de las actividades que pueda realizar no es otra cosa que un egoísmo oculto tras nuestro modo de ver las cosas. Muchos especialistas indican que para un adecuado aprendizaje en cualquier materia, es necesario que el niño juegue libremente, sin que ese juego sea dirigido por nosotros y que posea su propio tiempo libre. Llenar sus huecos de tiempo con distintas actividades hasta coparlo es lo peor para un pequeño que se está desarrollando.
Un observación, incluso los colegios proporcionan el espacio del recreo para que el niño no se sature y pueda disfrutar de un rato de libertad donde no intervenga ninguna obligación. Nosotros como padres debemos actuar de igual modo e incluso con más intencionalidad.
Durante el verano hay diversas actividades lúdicas preferentes del niño y otras que son preferentes nuestras, compaginar ambas actividades será lo más apropiado, aprenderá y disfrutará, pero no olvides que es el mejor momento para que los papás compartan más tiempo con sus hijos, no sólo acompañándole en las actividades que se les sugiere hacer, también con las que más disfruta el niño y que desea compartir con sus padres.
Más información | La Opinión Más información | Déficit de atención