El momento del parto es muy importante para la madre y para el bebé, y esos momentos primeros de la vida del recién nacido son inolvidables pero, ¿nos marcarán en nuestra relación con el niño? ¿Influye el tipo de parto que tengamos en la intensidad de mi sentimiento por el bebé?
¿Cambia eso si mi parto ha sido por cesárea, vaginal, con epidural o sin ella, si me hicieron episiotomía o no? Creo que la respuesta tiene varios matices pero, para resumir, diré que no.
He rescatado un interesante post que hablaba sobre la ausencia de vínculo de la madre con el bebé. Una psicoterapeuta explica las principales causas de la ausencia del vínculo afectivo entre la madre y el recién nacido, entre las que no aparece el tipo de parto que tengamos.
Se señala que esa falta de vínculo puede deberse tres causas principales:
- A la pérdida de libertad y autonomía que sufre la madre
- A la imagen idealizada de la maternidad que choca con una realidad muy distinta
- Que madre e hijo no se conocen
Si bien a todas estas situaciones podemos poner freno de alguna manera y “trabajar” sobre ellas, pues no son insalvavbles ni definitivas, hay dos que sí están relacionadas especialmente con la manera de nacer que tiene el bebé, y es la de la imagen idealizada que tenemos de lo que supone un bebé en nuestras vidas y el conocimiento mutuo. Vamos a ver estos puntos.
Una mala experiencia en el parto
Si al lógico cansancio de la madre después de dar a luz sumamos las alteraciones hormonales, sólo hay que añadir una mala experiencia en el parto que nos duela o que haya quebrado nuestras expectativas de lo que iba a ser el nacimiento para que esa decepción y ese distanciamiento con el bebé se agrave.
Pero ello no depende exactamente del tipo de parto, es decir, cesárea no equivale a menos amor y parto vaginal a más. La mala experiencia que nos afecte en nuestro modo de recibir al bebé puede deberse a una cesárea inesperada, a una episiotomía dolorosa, a unas hemorroides, al uso de instrumental para sacar al bebé, a una dilatación larga y dolorosa, a que el personal del hospital no atendió a nuestras peticiones, a que nos dijeron unas malas palabras durante el parto…
Estamos tan agotadas y hemos pasado por una experiencia tan intensa que añadimos dolor físico o psíquico y a algunas madres le produce cierto “rechazo” el encuentro con el bebé. ¿Significa eso que lo quieran menos? No.
Personalmente no he sentido ese rechazo en ninguna ocasión, con de dos tipos de parto diferentes, por cesárea y vaginal. Pero eso no ha influido en mi manera o en la intensidad de querer a mis bebés desde el primer momento, ¿por qué? Porque no percibí ninguno de mis partos como malas experiencias que me “anularan” y que por desgracia sí sienten algunas mujeres.
Que no nos separen
Llegamos al siguiente punto que apuntaba como relacionado con el tipo de parto que tengamos. La psicoterapeuta señalaba que el hecho de que la mamá y el bebé no se conocen podía ser una de las razones para que no se estableciera el vínculo con el bebé.
En este punto podemos actuar desde antes de nacer, hablando con el bebé, poniéndole nombre, preparando su llegada. Pero, ¿y si nos separan del bebé tras el parto?
El contacto temprano con el recién nacido es fundamental, y por ello se trabaja para que tanto en el caso de cesárea como en el caso de bebés prematuros o bebés enfermos, como en los partos complicados, la unión con el bebé se retrase lo menos posible. Así el contacto hará que nos conozcamos y necesitemos cuanto antes.
Pero creo que no podemos decir que a una mujer que le hicieron cesárea y tardó media hora en ver a su bebé o a una a la que ingresaron a su bebé lo van a querer menos. Hay muchas otras situaciones complejas que afectarían para que se diera esa circunstancia, como hemos explicado arriba.
Pero sí hay mujeres que rechazan a sus bebés
Sí hay mujeres que sienten un rechazo inicial hacia sus bebés, rechazo que con ayuda puede ser superado. El baby blues o la depresión postparto pueden tener entre sus consecuencias un alejamiento del bebé, y entre sus causas una mala experiencia en el parto.
Por ello es importante no minimizar la importancia de estas situaciones, y recibir ayuda y el apoyo necesario para superarlos. Pero hay muchas razones que se combinan para que se produzca una depresión que afecte al vínculo con el bebé.
En definitiva, incluso tras haber pasado por estas complejas situaciones de depresión que pudieran ser debidas a una mala experiencia en el parto, el amor por nuestros hijos puede llegar. Pero que queramos más o menos a nuestros hijos no está determinado por el tipo de parto que tengamos.
Fotos | Raphael Goetter y Joe Shlabotnik en Flickr
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