Testosterona y paternidad: El efecto papá
Hace unos días veíamos que los papás con la llegada de los hijos también sufren cambios hormonales y cognitivos, el más destacado de los cuales era el descenso de testosterona, la hormona sexual masculina. Un estudio señala que el descenso de testosterona no se da por igual en todos los hombres, según sea la estructura de la familia.
En el vídeo podemos ver un pequeño reportaje acerca de este estudio llevado a cabo en Kingston, la capital de Jamaica. Se escogió hombres con situaciones familiares distintas y se comprobó que había respuestas hormonales diferentes.
Los niños ejercen influencias distintas en las hormonas paternas según se comprobó analizando muestras de saliva para comprobar la cantidad de testosterona en estos hombres:
- Hombres solteros que nunca han tenido descendencia.
- Hombres que actualmente viven con sus parejas.
- Hombres que tienen una relación de visita esporádica con sus parejas, que ven ocasionalmente a sus hijos y mantienen relaciones sexuales con las madres durante dichas visitas.
Como dijimos en la anterior entrada, en varios estudios Katherine Wynne-Edwards, profesora de biología en la universidad de Queen en Kingston, descubrió que los niveles de la hormona masculina de la testosterona en un padre descendían durante las semanas próximas al nacimiento de su hijo.
En el reportaje vemos que los niveles de esta hormona masculina son más altos en los hombres solteros sin hijos. Lo más sorprendente tal vez es que los niveles más bajos de testosterona no los tienen los padres que viven con sus hijos como podría suponerse, sino los que los visitan de forma esporádica. Los padres en familia mostraron niveles de testosterona medios.
A pesar de que los padres visitantes duerman una hora más de media que los padres en familia (lo cual debería haber hecho subir sus niveles de testosterona), ellos son los que sufren un descenso hormonal más drástico.
Los investigadores siguen intentando entender por qué se produce este descenso en la testosterona paterna. Alison Fleming, profesora de psicología en la Universidad de Toronto, descubrió que los padres con niveles más altos de prolactina están más alertas al llanto de un bebé, y que aquéllos con un nivel más bajo de testosterona sienten más la necesidad de responder al llanto.
Hay un estudio que determina que incluso acunar a un muñeco con forma de bebé hace que descienda la testosterona en el hombre. Lo más probable es que este descenso de la testosterona en los papás, como dijimos, sea debido a que el hombre siente más ganas de atender y cuidar a su hijo, en lugar de tener más hijos.
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