¿Has descubierto que tu hijo adolescente te miente? Además, ¿lo hace con frecuencia? ¿O sólo en momentos puntuales? ¿Qué causas puede haber tras este hecho y cómo actuar cuando ocurre?
Lo cierto es que a veces esas mentiras tienen que ver con la búsqueda y necesidad de su libertad e independencia, e incluso de su propia identidad, o con el miedo a defraudar, a ser juzgados, a no estar haciendo las cosas bien...
¿Cómo saber por qué nuestro hijo actúa así? ¿Y cómo actuar, como padres, en caso de detectar estas mentiras?
Mi hijo adolescente me miente: ¿por qué?
Está claro que cada adolescente es un mundo, y que no podemos generalizar las causas de las mentiras en caso de que existan.
Sin embargo, sí podemos enumerar algunas de estas posibles causas, siempre sabiendo que deberemos analizar cada caso en concreto.
1. Es receloso de su intimidad
Una posible causa de esta tendencia a mentir, es el recelo por la propia intimidad.
Así, en este caso, no es que haya una mala intención tras las mentiras, sino que el adolescente lo que quiere es proteger su intimidad, y a veces para hacerlo recurre a las mentiras (aunque no sea la forma más idónea para hacerlo).
Y muchas veces, esto tiene relación directa con una falta de confianza en los padres (siguiente punto).
2. Falta de confianza
La falta de confianza en la familia también puede llevar a los adolescentes a mentir.
Así, en lugar de decir la verdad, optan por inventarse alguna historia que les permita ocultarla, porque no se sienten con suficiente confianza como para revelar sus secretos.
3. Se siente inseguro
La inseguridad también puede ser la base de las mentiras de los adolescentes. Si no se sienten seguros con lo que hacen, esto puede llevarles a ocultar la verdad, por miedo a sentirse juzgados, por ejemplo.
4. Sabe que no está haciendo algo "bien"
Cuando saben que no están haciendo algo "bien", o algo "correcto", eso también les puede llevar a no contar las cosas, o a contarlas tergiversadas, por miedo a algún tipo de reproche o consecuencia por parte de los padres.
5. Le da miedo defraudar
Finalmente, otra posible causa de las mentiras es el miedo a defraudar las expectativas de los padres.
Esto a veces se traduce en las llamadas mentiras "piadosas", como por ejemplo, decir que se quiere estudiar medicina porque el padre lo es, cuando en realidad se quiere estudiar arte dramático, por miedo a herir los sentimientos de los padres o a truncar las expectativas depositadas en ellos.
Mi hijo me miente... entonces, ¿qué hacer?
1. Indaga en las causas de esas mentiras
Todo lo que hacemos tiene una explicación (aunque a veces los motivos que nos llevan a actuar sean inconscientes, pero ese es otro tema).
Por ello, que tu hijo mienta también se explica por alguna razón. Pero, ¿por qué lo hace? Indagar en esas causas será el primer paso para determinar qué hacer ante esas mentiras; tal vez, ¿lo hace porque se avergüenza de algo? ¿Porque se siente inseguro?
¿Porque teme una consecuencia negativa si dice la verdad? Para descubrirlo, tres herramientas que pueden ayudarte son: la comunicación asertiva y sincera con él, la escucha activa y la observación. Puedes también preguntarle directamente; "¿por qué me has mentido?"
2. Demuéstrale que puede confiar en ti
Muchas veces, aunque no siempre, los hijos nos mienten porque les cuesta confiar en nosotros (y eso no es culpa de "nadie"; a veces son dinámicas que se han ido reproduciendo con los años y de las que no es fácil salir).
Si crees que es vuestro caso, empieza a cultivar esa confianza entre vosotros; esto les ayudará a conocer las alternativas a la mentira. ¿Cómo lo hacemos?
Algunas ideas para empezar: preguntarle directamente sobre las cosas y sobre cómo se siente, explicarle cómo te sientes tú, buscar tiempo para compartir momentos juntos, hacerle alguna confesión (abriéndote también tú), guardar sus secretos, no presionarle, respetar su intimidad, su ritmo y sus espacios, darle responsabilidades...
3. No le recrimines esas mentiras
Un error que a veces solemos cometer es recriminarle las mentiras a nuestros hijos, una vez las descubrimos.
Está claro que tienes derecho a enfadarte y a sentir mal si te oculta cosas, pero adoptar una actitud de reproche y recriminación con él no os ayudará; al contrario, os alejará a un más.
¿La alternativa? Optar por la comprensión, el diálogo y el respeto.
4. Opta por la comunicación asertiva y empática
Así, por ejemplo, puedes probar verbalizando: "sé que esto que me has contado no es cierto, y me gustaría saber por qué has dicho esta mentira, cómo te sientes...", o "me gustaría que pudieras confiar en mí; si hay algo que te preocupa, puedes contar conmigo siempre que lo necesites".
En definitiva, usa frases para acercarte a tu hijo y comprenderlo, para que se sienta seguro explicándote las cosas, sin presionar.
Las claves son la asertividad (decir y preguntar las cosas sin herir) y la empatía (conectar con cómo se siente la otra persona).
5. Evita que se sienta juzgado
Otro error que cometemos cuando nuestros hijos nos mienten es juzgarles; claro que podemos juzgar su actitud (ya que la consideramos poco ética), pero no cometamos el error de juzgarlo directamente a ellos, como personas y en su totalidad, ya que esa mentira no les define.
Puede que no hayan actuado "bien", pero esa mentira no los convierte en mentirosos; en todo caso, podemos hablar de su conducta, de sus actitudes...
6. Relativiza
Está claro que hay mentiras más graves que otras, o que nos duelen más, y como padres también tenemos derecho a disgustarnos (e incluso, de comunicarle ese disgusto a nuestros hijos).
Sin embargo, a veces nos puede ayudar el hecho de relativizar y preguntarnos; ¿es tan grave esa mentira? ¿Hasta qué punto lo es? Reflexionar sobre todo esto, y hacerlo con ellos, puede resultar beneficioso.
7. Conecta con tu yo adolescente
Es importante que tengamos clara esta idea: los adolescentes no se convierten en malas personas por mentir. Intenta ponerte en su lugar para comprenderlo, y no para juzgarle; recuerda cuando tenías su edad... ¿Alguna vez le habías mentido a tus padres?
¿En qué momento? ¿Por qué lo hacías? Conectar con tu yo adolescente te ayudará a adquirir una mirada más empática y compasiva hacia tus hijos.
Con esto no queremos decir que justifiques todo lo que haga tu hijo, incluido mentir, sino que intentes entender por qué lo hace, para poder ofrecerle alternativas a esa acción (quizás, a través de un: "no hace falta que me lo cuentes todo, pero lo importante sí me gustaría saberlo").