Si nunca se ha hablado de emociones en casa, es normal que tu hijo no cuente nada

Si nunca se ha hablado de emociones en casa, es normal que tu hijo no cuente nada
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¿Tu hijo no cuenta nada en casa, no expresa sus emociones...? ¿Está encerrado en sí mismo? ¿Por qué puede ser? Esto puede deberse a su forma de ser, por supuesto, pero también, a cómo han sido las dinámicas en casa a la hora de hablar sobre emociones.

Y es que los nos niños van construyendo su sistema de regulación y expresión emocional desde antes de nacer, ya en el primer vínculo con la madre, y posteriormente con ambos progenitores a medida que crecen y que sus necesidades emocionales son atendidas.

Cuando son bebés, expresan sus emociones a través de la conducta, el llanto y las sonrisas, porque su sistema emocional aún es muy inmaduro. A medida que crecen y adquieren el lenguaje, van siendo más capaces de hablar de emociones.

Pero claro, necesitan modelos y un acompañamiento para hacerlo; cuando en casa se instalan ciertas dinámicas a la hora de expresar las emociones, y se reprimen, puede ocurrir que los niños aprendan a no contar nada. ¿Cómo lo hacemos entonces?

¿Cómo aprenden los niños a expresar sus emociones?

Antes de nada, es importante sabe que las emociones están programadas biológicamente para aparecer; al principio, el bebé expresa emociones más primarias, principalmente la tristeza y la alegría. Poco a poco las emociones se vuelven más complejas, a medida que se produce el desarrollo cognitivo del niño.

Los bebés, en sus primeros meses de vida, expresan sus emociones a través de la excitación (ya sea a través del llanto, las carcajadas o las sonrisas, los gruñidos o gestos faciales involuntarios), ya que aún no disponen de un sistema de regulación emocional.

Y los padres son un referente para ellos que les guía a la hora de expresarse; son su principal fuente de información y de aprendizaje, ya que aprenden a través de la imitación.

Si bien es cierto que en la construcción de esa forma de expresar las emociones, hay una parte que tiene que ver con el temperamento y la personalidad (cuando son más mayores) de cada niño, el ambiente también influye, y mucho.

Hablar de emociones favorece que los niños entiendan que es algo normal

Por ello, en función de cómo se trate el tema de las emociones en casa, las consecuencias serán unas u otras; si los niños ven que nunca se habla de emociones, o se sienten invalidados cuando expresan alguna emoción, "aprenderán" que no deben hablar de emociones, o que hacerlo no es seguro.

Por contra, si los padres hablan con naturalidad de emociones, ellos tendrán más probabilidades de hablar también de ellas con normalidad. Aunque, por supuesto, si un niño es muy introvertido desde siempre, esto también influye (junto a otros factores) en su expresión; pero el estilo de crianza y las dinámicas de comunicación en casa influyen mucho.

Consecuencias de no hablar de emociones en casa

Por eso partimos de esta frase para introducir el tema, "si nunca se ha hablado de emociones en casa, es normal que tu hijo no cuente nada". Hemos de saber que los niños necesitan, desde que son pequeños, familiarizarse con el vocabulario emocional por tres razones principales:

  • Para ponerle nombre a lo que sienten.
  • Para diferenciar una emoción de otra.
  • Para entender también cómo se sienten los demás.

¿Qué ocurre? Que si en casa no se habla de emociones, ellos integran que "las emociones no son importantes", y además tampoco se acostumbran a este vocabulario emocional que necesitan para poder expresarse.

Y si a esto le sumamos invalidar lo que sienten, por ejemplo, al decirnos "estoy triste", contestarles "no hay para tanto", entonces las consecuencias se agravan.

Las principales consecuencias de todo esto derivan de las razones ya citadas para sí hablar de emociones, y serían:

Beneficios de hablar de emociones con nuestros hijos

En cambio, hablar de emociones (y escuchar a los adultos sobre ellas) proporciona grandes beneficios a los niños, ya que les permite familiarizarse con este vocabulario, empezar a identificar cómo se sienten, reconocer también las emociones en los demás, desarrollar la empatía...

También les permite desarrollar su inteligencia emocional, ya que aprender sobre emociones es la base para, posteriormente, aprender estrategias de regulación emocional que les ayude a calmarse cuando están nerviosos, a descansar cuando lo necesitan y, en definitiva, a potenciar su propio bienestar.

Finalmente, que los niños hablen sobre emociones les ayuda a conocerse a sí mismos y a desarrollar, poco a poco, un autoconcepto y una autoestima sanos.

¿Cómo empezar a hablar de emociones en casa?

Algunas ideas para empezar a hablar de emociones en casa con nuestros hijos y, además, para hacerlo de forma positiva, son:

Foto | Portada (Freepik)

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