Estudios anteriores ya hablaban del beneficio para el desarrollo cerebral del bebé de los ácidos grasos omega 3 que se encuentran principalmente en los pescados.
Señalan que tomados durante el embarazo y la lactancia contribuyen a que los niños sean más inteligentes, confirmado por un equipo de la Universidad de Oslo que realizó pruebas de resolución de problemas de secuencia y orden en niños de 4 años.
Las madres de estos niños habían consumido aceite de hígado de bacalao rico en omega 3 a partir de la semana 18 de gestación hasta los 3 meses y resultaron tener un coeficiente intelectual superior a los niños cuyas madres consumieron aceite de maíz rico en ácidos grasos omega 6.
Pero hete aquí que volvieron a comparar a los niños de uno y otro grupo tres años después, es decir a los 7 años sin hallar diferencias significativas.
Se puede decir que los efectos del omega 3 se diluyeron con el crecimiento de los niños, según los científicos probablemente a causa de factores como otros nutrientes, fármacos, estímulos sociales y enfermedades.
Como conclusión, los padres no deberíamos descuidar el consumo de omega 3 por parte de los niños para evitar que los efectos se diluyan y contribuir a un mejor desarrollo cerebral en la infancia.
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